Junto al iPhone 11 Pro, Apple también lanzó al mercado su nuevo iPhone 11 («a secas»), un terminal que lejos de ofrecer una diferencia muy acusada con su hermano mayor, reúne en sus prestaciones todas las cualidades que la mayoría de la gente busca y anhela en un iPhone. Continúa leyendo y comprueba por qué.
iPhone 11 en vídeo
iPhone 11, opinión: lo mismo de siempre con lo último
El iPhone 11 Pro es un smartphone fantástico que, en líneas generales, ofrece prestaciones muy atractivas solo que a un precio muy Apple, o lo que es lo mismo, bastante alto (partimos de 1.159 euros para su versión de 64 GB). Por suerte para muchos, la compañía de Cupertino también ha pensado en bolsillos más ajustados (o que simplemente no quieran desembolsar esa cantidad) y junto al Pro, lanzó el iPhone 11.
Este sucesor moral del iPhone XR llega haciendo más ruido que su antecesor, heredando mucho de su filosofía, pero con el ajuste de cualidades perfecto para que seguir manteniendo el estandarte de «iPhone de las masas». No solo eso, si lo comparas con el Pro, sus diferencias son muy pequeñas, haciendo de este smartphone una de las opciones más interesantes del catálogo telefónico de la casa en muchos años.
Básicamente, como te comento en el vídeo -que te animo a ver-, el teléfono viene ser un Pro al que le han quitado el teleobjetivo, le han puesto una pantalla peor y le han bajado el precio. También luce un diseño más desenfadado (con acabado cristal brillante que es un auténtico imán para las huellas, ojo), marcos de aluminio y colores más alegres, pero manteniendo esa esencia de iPhone que, a base de repetir y repetir, se ha convertido en seña de la casa.
Y es que si te dejo un iPhone XR boca arriba en la mesa, un iPhone 11 y un iPhone 11 Pro, difícilmente serás capaz de decirme cuál es cuál, lo que empieza a cansar un poco. Se habría agradecido un poco más de evolución a nivel de diseño, especialmente por parte de una marca que presume precisamente de ello constantemente.
Críticas a su estancamiento a un lado, lo que te encontrarás con el iPhone 11 es un teléfono con pantalla de 6,1″ con marcos no especialmente delgados y el notch de siempre en la zona superior. El teléfono se agarra bien y es cómo de manejar con una mano (aunque no tanto como el Pro) y la mayor pega que le veo (más allá de los comentados marcos) es su resolución: 1.792 por 828 píxeles. Sí, es cierto que el Liquid Retina se ve genial y en muchas ocasiones no lo notarás, pero me sigue pareciendo insuficiente que Apple no se digne a ofrecer una resolución mayor en un teléfono de esta categoría.
En su interior corre lo último de la casa a nivel de procesador: el chip A13 Bionic, también presente en el iPhone 11 Pro, por lo que la experiencia en ese sentido es la misma. Todo fluye con la misma rapidez y potencia, disfrutando de un procesador que no es solo una bestia sobre el papel; también a la hora de pedirle tareas exigentes en el día a día.
Una de las cosas que siempre digo que más enganchan a un usuario de iPhone, más allá del hardware en sí, es la experiencia de usuario y por consiguiente, iOS. La versión 13 del sistema operativo (bueno, mejor dicho, la 13.1, que se ve que Apple tuvo que ajustar algunas cosas que no quedaron muy católicas de primeras) sigue ofreciendo un entorno muy sencillo, intuitivo y que ahora se ve aderezado con nuevas prestaciones como la posibilidad de hacer muchos más ajustes de edición en foto y vídeo, la escritura con deslizamiento en el teclado o el esperado Modo Oscuro.
También tenemos ahora Haptic Touch, una solución por software similar al 3D Touch (que ha desaparecido) que ofrecerá una ventana de acciones adicional de las apps sin tener que entrar en ellas -en nuestro vídeo puedes ver varios ejemplos en «vivo» de para qué sirve.
La fotografía es uno de los elementos más destacados de este teléfono. Y los resultados te van a sonar mucho si has leído el análisis del iPhone 11 Pro porque son prácticamente los mismos. Es cierto que ahora no tenemos teleobjetivo de 2 aumentos, pero si no sueles emplearlo en sus fotos habitualmente, dudo mucho que vayas a echarlo de menos en este iPhone 11.
El smartphone cuenta con las dos cámaras restantes de sus hermanos Pro: el gran angular y el ultra gran angular. Ambos ofrecen prácticamente el mismo rendimiento y aciertan y fallan en las mismas cosas. Con el gran angular (12 MP, f/1.8) podrás hacer fotos fantásticas, con un equilibrio de color excepcional y una gestión de la luz y HDR muy buenos -son posiblemente las cosas que más me gustan de esta cámara, además del detalle.
Foto día
Foto día
Modo retrato día
Modo retrato noche
El modo retrato sigue siendo uno de los mejores del mercado (el detalle y el efecto de profundidad (que puedes regular) son geniales) y qué decir del modo Noche, la función estrella de la temporada.
Debes de tener clara una cosa muy clara: Apple no es ni mucho menos la primera en ofrecer esta prestación, que lleva presente en terminales Android desde hace bastante tiempo. Eso no quita que haya que reconocer el trabajo realizado por la casa de Cupertino, que ha conseguido ponerse a la altura en este aspecto de los teléfonos más importantes del mercado. El modo Noche es una auténtica locura prácticamente en cualquier situación y una de las mejores prestaciones de la cámara de este teléfono.
No es ningún montaje: a la derecha, foto en total oscuridad; a la izquierda, lo que capta la cámara con 9 segundos de exposición.
Modo noche (fíjate en el manejo del contraluz)
Modo noche (arriba activado, abajo sin activar)
El ultra gran angular me genera sensaciones encontradas: de día se porta genial -de nuevo, Apple no está inventando la rueda, llevamos viendo esta focal bastante tiempo en otros equipos-, pero a medida que cae la luz, sus resultados son cada vez peores, llevándome una sorpresa mayúscula -funciona tan bien el teléfono en la mayoría de circunstancias que cuesta creer que lo haga tan mal por la noche con este sensor.
Para pasar del gran angular al ultra gran angular volverás a tener ese nuevo dial tan conseguido, que te permite mover la rueda con soltura y haciéndote creer que tienes una sola cámara a la que estás metiendo zoom. Es un efecto de software, pero Apple lo ha aprovechado bien para demostrarnos además así las capacidades de un teléfono que es capaz de tener sus dos cámaras funcionando de manera simultánea.
Otro aspecto que seguro que te importa es la grabación de vídeo. Ahora el iPhone graba a 4K y 60 fps, con una estabilización increíble que vas a apreciar seguro si sueles hacer vídeo. La misma experiencia tendrás con la cámara frontal, que más allá de los Slowfies (los vídeos-selfies a cámara lenta), merece mucho más la atención por esta capacidad de grabación a esa resolución y a esa cantidad de imágenes por segundo.
También con la cámara frontal podrás hacer unos retratos bastante buenos, con resultados a nivel de color, luz y detalle muy buenos -de nuevo a la hora de caer la iluminación, palidecen, tenlo en cuenta. Por cierto, esta cámara, de 12 MP, no tiene doble sensor ni «súper gran angular», aunque lo parezca: cuando tienes el teléfono en vertical y lo giras, verás que la escena se «expande» porque lo que hace el teléfono es mostrarte primero una imagen recortada y luego la capacidad real -igualmente puedes manejar esto tocando sobre el botón virtual de las flechas que verás en pantalla. De nuevo un «truco» que Apple se ha sacado de la manga con un resultado muy conseguido -pero cuya explicación debías conocer.
Apple ha presumido mucho de que su procesador es muy eficiente energéticamente hablando, pero es que la batería del iPhone 11 también es ligeramente mayor que la del iPhone XR (3.110 mAh frente a los 2.942 mAh). A pesar de no ser números impactantes, lo importante son los resultados: el iPhone 11 consigue con dicho módulo arrojarnos 2 días completos de autonomía con un uso importante del teléfonos. No he tenido el tiempo suficiente como para comprobar si puede estirarse más, pero tengo la sensación de que podría plantarme en el tercer día si no hago un uso muy alto del iPhone.
La batería de este smartphone (que por cierto tiene soporte para carga inalámbrica Qi) será de las cosas que más te gusten, sin duda, y al mismo tiempo su cargador de lo que menos: en la caja viene un ridículo enchufe de 5W aunque el teléfono soporta carga rápida de 18W, de forma que tendrás que adquirirlo por separado si no quieres pasarte media vida cargándolo. Muy feo el detalle, Apple.
¿Deberías comprarte un iPhone 11?
Si te gusta iOS (que la final es el que marca la experiencia con el teléfono), claro que sí. El terminal cojea un poco con un diseño repetitivo y con una pantalla que no llega a Full HD, pero en líneas generales en un smartphone muy potente, con un sistema fotográfico (y de vídeo) muy bueno y con una batería que te dejará más que satisfecho. Además su precio (809 euros) me parece más adecuado que nunca, teniendo en cuenta que Apple es más bien conocida por tener teléfonos que son buenos pero también muy caros.
De hecho, se me ocurren muy (pero que muy) pocas razones por las que deberías optar por el Pro: solo si de verdad el teleobjetivo te importa mucho y si quieres tener una pantalla mejor. Fin.
Si tienes un iPhone XR, solo deberías considerar gastarte lo que cuesta si quieres más opciones fotográficas y das suficiente uso e importancia a este aspecto como para el desembolso que supone. Por lo demás, tendrás una experiencia demasiado similar como para que te merezca la pena.
Agradecimientos a GoldenMac por la cesión del iPhone 11 Pro para la realización de este análisis.