Los dibujos animados han sido durante décadas una fuente inagotable de entretenimiento tanto para niños como adultos y mayores. Un arte que se encuentra en claro retroceso por culpa de esa animación 3D, que lo alumbra todo y que desde 1995 con Toy Story ha ido menguando en relevancia frente a la espectacularidad de los gráficos generados por ordenador. Eso no quita para que pongamos la memoria apuntando hacia la década de los 80, una de las mejores de la historia de este maravilloso arte.
La animación americana y japonesa invaden España
La década de los 80 es una de las más recordadas porque supone una explosión de la animación tradicional en el cine. Impulsada por el éxito de los nuevos directores que llevan reventando las taquillas desde mediados de los 70, las salas se llenan de espectaculares apuestas de dibujos animados que rivalizan en tamaño, talento y presupuestos unas con otras. Son los años del genial Don Bluth y el dinero de Steven Spielberg, que inicia en esos tiempos una desenfrenada carrera como productor con películas que distribuye a través de su sello Amblin Entertainment.
Curiosamente, Disney en ese comienzo de la década va encadenando fracasos y recepciones discretas, y las pocas películas que estrena lo hacen sin levantar demasiadas pasiones, sin ser los fenómenos populares que acostumbraban los norteamericanos en décadas como la de los 50 ó 60. Y por si fueran pocas las alternativas y la competencia, frente a las costas del Pacífico surge un nuevo imperio de la animación con la creación de sellos tan conocidos como Studio Ghibli. Será en esos años 80 cuando comencemos en España a descubrir extraordinarias historias vinculadas todas con una forma artesanal de hacer películas que, desgraciadamente, los ordenadores y el 3D llevan arrinconando desde hace mucho tiempo.
Estas son las mejores películas de dibujos animados de la década de los 80:
The Secret of NIMH (1982)
Basada en la novela Mrs. Frisby and the Rats of NIMH, esta película es el estreno en la dirección de Don Bluth, uno de los animadores más reconocidos de la industria y que trabajó en algunos clásicos de Disney como La Bella durmiente, Robin Hood o Los Rescatadores y que en los años 90 redondeó su trayectoria con la inolvidable Anastasia. Esta fábula de la ratoncita valiente dio comienzo a una década prodigiosa del norteamericano.
El Caldero Mágico (1985)
25ª película animada de Walt Disney en su historia, es un buen ejemplo de la escasa repercusión que algunas producciones de los norteamericanos obtuvieron con sus estrenos en aquellos años. El Caldero Mágico no fue apreciada hasta pasados los años, cuando su historia iniciática dirigida por Ted Berman y Richard Rich comenzó a calar entre los fans de los dibujos animados. Apenas recaudó 22 millones de dólares frente a los 44 que costó una producción que nos cuenta cómo el Rey de Mal quiere hacerse con el Caldero Mágico y nuestro protagonista Taron tiene que evitarlo a toda costa.
Basil, el Ratón superdetective (1986)
Walt Disney vuelve a la carga con una película que tuvo más éxito que El Caldero Mágico, pero no lo suficiente como para crear una franquicia con más entregas, o series de TV y productos derivados. Tiene la particularidad de que comienza a utilizar efectos 3D en ciertas escenas y es, para muchos, una de esas pelis que huelen a nuestra más tierna infancia. Basil el Ratón superdetective es una divertida película donde nuestro protagonista tiene que encontrar a un juguetero que el Profesor Rattigan ha secuestrado.
El Castillo en el cielo (1986)
Primera película del recién creado Studio Ghibli con Hayao Miyazaki al mando en la dirección. Aunque no es la mejor de los japoneses, ya muestra muchas de las virtudes que tendrán en el futuro las producciones de este estudio con sede en Tokio. El argumento nos narra la historia de Muska, un agente secreto del gobierno y Sheeta, su acompañante, que deben evitar que una misteriosa piedra mágica caiga en manos de un grupo de militares con intenciones más bien dudosas.
Fievel y el Nuevo mundo (1986)
Universal enseñó al mundo lo que Steven Spielberg podía hacer cuando se ponía a producir también historias de dibujos animados y, en este caso, supone la segunda película con Don Bluth al mando. La epopeya ratonil de Fievel en su llegada a los EE.UU. será el eje de uno de los filmes más importantes que se estrenaron en aquella década, con el éxodo ruso durante los años de la Revolución de 1917 como trasfondo de su argumento.
Transformers La Película (1986)
Basada en la serie de televisión que tanto éxito tuvo también en los años 80 (y considerada ahora mismo un auténtico clásico), llegó a los cines adoptando las mismas técnicas de animación que veníamos viendo en producciones japonesas desde los años 70. En esta ocasión, la historia de los robots que se transforman en vehículos cuenta con las extraordinarias aportaciones (en la versión inglesa) de las voces de Eric Idle (miembro de los Monty Python) en el papel de Wreck-Gar, Leonard Nimoy (el Spok de Star Trek) en el de Galvatron y el grandioso Orson Wellen como Unicron.
La Tostadora valiente (1987)
Disney da una vuelta de tuerca a sus clásicos y, no sabemos si queriendo o no, creó una de esas películas que son de culto en la actualidad a pesar de que en el momento del estreno pasó bastante desapercibida. Aquí no hay animales que hablen, pero ocho años antes del estreno de Toy Story, los norteamericanos idearon un mundo en el que los electrodomésticos hablaban cuando los humanos no les veían. Lo mismo esa conexión tuvo algo que ver con que John Lasseter y Joe Ranft participaron en La Tostadora valiente como responsables de la historia y el guion.
En Busca del Valle Encantado (1988)
La tercera película de Don Bluth como director tiene en la producción ejecutiva a Steven Spielberg y George Lucas, lo que supone el espaldarazo suficiente como para convertirla en un éxito al instante. La historia de Piecito buscando un lugar mejor en el que vivir supuso el punto de partida para una de las franquicias más prolíficas de la historia del cine, con 13 entregas distintas. A ese éxito ayudó la explosión de los formatos domésticos y los videoclubs en los 80 y 90, donde la mayoría de las siguientes continuaciones llegaron directamente sin pasar por las salas de cine.
Óliver y su pandilla (1988)
Tanto En Busca del Valle Encantado como esta presentada por Disney, se vieron las caras en el mismo fin de semana del mes de noviembre de 1988. Aunque el éxito corrió a cargo del film firmado por Don Bluth, las desventuras de los perros callejeros que vagan por Nueva York terminaron por imponerse con el paso del tiempo. Se trata de una de las películas más recordadas de la década cuya historia mezcla la comedia con ciertas dosis de drama. No en vano, estamos ante una versión libre de la famosa novela Oliver Twist de Mark Twain.
¿Quién Engaño a Roger Rabbit? (1988)
Qué decir de una de las obras maestras de Robert Zemeckis. Aunque estamos ante una película de acción real, es la primera donde los dibujos animados se incorporan a la escena con planos en movimiento. Hasta ese momento solo era posible con encuadres fijos pero el trabajo del director de Regreso al Futuro hizo que nos creyéramos que los dibus tenían vida de verdad. Bob Hoskins y Christopher Lloyd consiguieron que ¿Quién Engañó a Roger Rabbit? sea un clásico absoluto tan vigente en la actualidad como el primer día que llegó a las salas de cines.
La Sirenita (1989)
Llegamos al punto de inflexión en el que Disney consiguió tocar la tecla correcta. Gracias a una soberbia banda sonora de Alan Menken y Howard Ashman, el imperio del ratón Mickey resurgió, encadenando una serie de éxitos en taquilla prácticamente sin precedentes. La adaptación del cuento de Hans Christian Andersen es considerado como el momento en el que la multinacional que copa ahora los derechos de Star Wars y Marvel, remontó el vuelo para convertirse en el gigante que es hoy. Aunque en EE.UU. se estrenó en 1989, no llegó a nuestro país hasta un año después, en 1990.
Mi Vecino Totoro (1989)
La historia de las dos hermanas (Satsuke y Mei) que se van a vivir al campo y conocen a unos extraños duendes es, seguramente, una de las obras cumbre del Studio Ghibli. No en vano ha sido considerada por la revista Empire UK como una de las 100 mejores películas de toda la historia del cine (en el puesto 41). De nuevo tenemos a Hayao Miyazaki al frente de la dirección de una auténtica obra maestra que hay que ver si en su momento (o a lo largo de estos 33 años) no pudiste disfrutarla.
Todos los perros van al cielo (1989)
Si la década comenzó con The Secret of NIMH, la única forma de terminarla como es debido era con el cuarto filme de dibujos animados de Don Bluth al frente. Con Los Perros van al cielo, el norteamericano cierra su particular círculo de aventuras animales y, de las cuatro que estrenó en los 80, seguramente sea la que peores resultados de público y crítica consiguió. Sin embargo, su paso por el formato VHS la encumbró a lo más alto de las listas de las pelis más vendidas. Su argumento, que mezcla las andanzas de varios perros por la ciudad a ritmo de jazz, es de los más recordados por los jóvenes de los años 90. Todo un clásico.