OpenAI acelera ingresos, busca 500.000 millones y blinda su infraestructura

  • Ingresos de 1.000 millones en julio y presión por la falta de GPU y capacidad de cómputo.
  • Dos operaciones en marcha: ronda primaria a 300.000 M$ y venta secundaria a 500.000 M$.
  • Acuerdo masivo con Oracle para cómputo de IA, con despliegues energéticos inéditos.
  • Monetización y producto: anuncios en estudio, navegador con Agente y debut de GPT-5 con recepción dispar.

Imagen genérica de OpenAI

OpenAI ha encadenado su primer mes con 1.000 millones de dólares de ingresos, un hito que llega acompañado de una realidad incómoda: sus modelos devoran GPU y potencia como nunca y la demanda supera la capacidad disponible. La propia dirección admite que operar a este nivel exige inversiones colosales y ajustes finos para no estrangular el crecimiento.

En paralelo, la compañía mueve ficha en financiación y alianzas para sostener la escalada: negocia una venta secundaria de acciones que la situaría en el entorno de los 500.000 millones de valoración, estrecha lazos de cómputo con Oracle y lidia con frentes legales y competitivos mientras refuerza la monetización de ChatGPT y estrena GPT-5 con una acogida desigual entre el gran público.

Ingresos al alza y el peaje de la computación

Imagen genérica sobre inteligencia artificial

Sarah Friar, directora financiera de OpenAI, confirmó el récord de julio y describió un negocio “voraz” en GPU y capacidad: operar los modelos a plena demanda les mantiene “constantemente por debajo de la capacidad óptima”. La tracción más sólida llega del lado empresarial, donde los modelos de razonamiento marcan diferencias y el precio encaja mejor.

Ese empuje no oculta el desequilibrio de costes: las estimaciones señalan unos 8.000 millones de gastos operativos anuales (sin contar inversiones e infraestructura) y, aun manteniendo el ritmo de ingresos actual, el peso del opex seguiría siendo elevado. La compañía ha llegado a reconocer que ChatGPT Pro (229 euros/mes) no siempre cubre costes en su configuración actual.

Las previsiones apuntan a que los ingresos podrían rondar los 12.000 millones en 2025, pero OpenAI encara varios ejercicios deficitarios: un informe interno citado en prensa proyecta pérdidas acumuladas de 44.000 millones entre 2023 y 2028 y un break even que no llegaría hasta 2029, con el listón de los 100.000 millones anuales como objetivo de equilibrio.

La presión no solo viene del entrenamiento: momentos virales como la generación de imágenes a gran escala “fundieron” servidores por picos de uso y coste. La buena noticia para las arcas es que las suscripciones de pago aceleran su adopción, según Friar, lo que amortigua parte del esfuerzo financiero.

En el plano del producto, GPT-5 debutó con mejoras técnicas pero recepción más fría entre usuarios generales: menos alucinaciones, mejor seguimiento de instrucciones y un tono más contenido que algunos percibieron como “distante”. OpenAI rectificó tras intentar migrar por defecto a todos los usuarios, manteniendo acceso a modelos anteriores para quienes los preferían.

Financiación, valoración y el proyecto Stargate

Infraestructura de datos para IA

Para escalar, OpenAI planea Stargate, un despliegue histórico de infraestructura junto a socios como Microsoft, Oracle, NVIDIA y ARM que implicaría inversiones del orden de 500.000 millones de dólares. De momento, la compañía reconoce que no hay contratos firmados y que asegurar más fuentes de financiación es clave.

En el frente societario, se negocia una venta secundaria de acciones por unos 6.000 millones que situaría la valoración “en torno a 500.000 millones”, y convive con una operación primaria encabezada por SoftBank con referencia de 300.000 millones. Distintos medios describen dos vías simultáneas: primaria y secundaria, algo habitual para equilibrar caja y liquidez de empleados.

El apetito inversor llega con cautelas: Sam Altman ha alertado de un posible exceso de euforia en la IA generativa, mientras analistas subrayan el burn rate y la necesidad de sostener márgenes. La tesis de los más optimistas apunta a escala masiva: si ChatGPT alcanzase 2.000 millones de usuarios y se monetizase a 5 dólares/mes, podrían emergir ingresos anuales de 120.000 millones solo por ese canal, sin contar empresa, agentes o hardware.

La estructura de OpenAI también condiciona la financiación: la vía “for‑profit” total quedó descartada recientemente, lo que complicó la última porción de una ronda anterior. Aun así, los grandes socios —con Microsoft y SoftBank a la cabeza— mantienen su interés por el potencial a largo plazo.

Infraestructura: el megacontrato con Oracle y la carrera por las GPU

Centro de datos y computación en la nube

En capacidad de cómputo, Oracle Cloud Infrastructure se ha convertido en un pilar para OpenAI. Fuentes del sector califican su acuerdo como el mayor contrato individual de servicios cloud hasta la fecha, con más de 5 gigavatios comprometidos, una escala energética sin precedentes para sostener el entrenamiento y la inferencia de modelos.

Parte del despliegue se construye en Texas, donde Oracle alimentará un nuevo centro con generadores a gas natural ante retrasos en la conexión a la red eléctrica convencional. El empuje inversor ha llevado a Oracle a registrar flujo de caja anual negativo por primera vez desde 1990, aunque sin recurrir a endeudamiento masivo.

La propuesta bare metal de OCI, sin multitenencia, ha calado entre clientes con necesidades de privacidad y rendimiento. Además de OpenAI, NVIDIA emplea la infraestructura para sus propios servicios y hay nuevos centros en marcha en Asia para atender la creciente demanda.

Queda por ver la sostenibilidad económica y energética de estos despliegues: el coste operativo de entrenar modelos de última generación y las trabas regulatorias para asegurar suministro eléctrico estable son los dos grandes cuellos de botella de la era de la IA a hiperescala.

Monetización y producto: anuncios, navegador con Agente y GPT-5

Aplicaciones y productos basados en IA

De cara a ingresos, OpenAI estudia introducir publicidad en su ecosistema. Nick Turley (ChatGPT) abrió la puerta a anuncios —como opción, no prioridad— y Sarah Friar reconoció que se explora un modelo publicitario mientras se incorporan perfiles con experiencia en el sector para competir con Meta y Google, cuidando que la experiencia de uso no se degrade.

También se trabaja en un navegador propio con modo Agente para ChatGPT, capaz de navegar y ejecutar tareas de forma autónoma —reservas, formularios, búsquedas—. Según referencias de código, se basaría en Chromium y en el modelo de razonamiento o3, con una interfaz similar a ChatGPT y un lanzamiento que podría llegar en las próximas semanas o meses.

En cuanto al nuevo modelo, GPT-5 llegó con mejoras en creatividad, consultas de salud y reducción de alucinaciones, pero sin el salto disruptivo que algunos esperaban. Parte de la base de usuarios criticó un cambio de “personalidad” más neutra, algo que OpenAI justifica como estrategia para evitar complacencia y sesgos no deseados, mientras las empresas destacan su mayor fiabilidad.

La decisión inicial de forzar el uso de GPT-5 y reversión posterior evidenció el delicado equilibrio entre continuidad y avance. En cualquier caso, el uso de ChatGPT mantiene una tendencia creciente ligada a trabajo y estudio, con picos que confirman su adopción cotidiana más allá del público entusiasta.

Frente legal y competencia

Elon Musk intentó sumar a Mark Zuckerberg a una oferta de 97.400 millones para hacerse con OpenAI, según se desprende de declaraciones juradas y escritos en el litigio que enfrenta a las partes. OpenAI ha pedido a un juez federal que Meta aporte comunicaciones y documentos relacionados con posibles ofertas, reestructuraciones o recapitalizaciones, mientras el juicio con jurado está previsto para la primavera de 2026.

En paralelo, Meta acelera sus propios modelos y ha fichado a talento procedente de OpenAI, y xAI compite en el mismo terreno. El tablero ilustra una carrera por la IA en la que la escala de cómputo, los datos y el talento son las fichas decisivas.

El cuadro que dibuja OpenAI es el de una empresa que factura como nunca, gasta como un titán y prepara músculo financiero y tecnológico para sostener la próxima etapa: asegurar capacidad de cómputo, cerrar el círculo de monetización y navegar un entorno competitivo y regulatorio intenso, sin perder de vista la experiencia de usuario y la fiabilidad técnica de sus modelos.


Síguenos en Google News