OpenAI ha formalizado con Amazon Web Services un contrato valorado en 38.000 millones de dólares (unos 33.000 millones de euros) para asegurar potencia de cómputo en la nube durante siete años. El anuncio se produjo mediante un comunicado conjunto y vino acompañado por alzas en las acciones de Amazon en los primeros compases de la sesión.
El pacto abre a OpenAI el acceso a cientos de miles de GPU de Nvidia, incluidas las GB200 y GB300, organizadas en clústeres de baja latencia a través de Amazon EC2 UltraServers. La hoja de ruta prevé utilizar capacidad de forma inmediata y tener todo el despliegue operativo antes de que termine 2026, con opción de ampliar la colaboración desde 2027.
Claves del acuerdo y hoja de ruta
En una primera fase, la compañía usará los centros de datos ya existentes de AWS; a continuación, Amazon levantará infraestructura específica para OpenAI con un diseño arquitectónico pensado para exprimir al máximo la eficiencia y el rendimiento en cargas de trabajo de IA exigentes.

Desde OpenAI se subraya que escalar la frontera de la IA pide computación masiva y fiable, y que esta alianza refuerza un ecosistema de cómputo amplio para llevar capacidades avanzadas a más usuarios. Por su parte, en AWS destacan que su infraestructura de primer nivel está preparada para soportar cargas de trabajo extremadamente complejas con seguridad, rendimiento y escalabilidad.
Contexto competitivo y cambios de gobernanza
Este movimiento llega tras la renegociación del acuerdo con Microsoft, que hasta 2023 había sido el proveedor exclusivo de nube de OpenAI. Con el nuevo marco, la empresa puede contratar servicios en el mercado abierto, encajando así una estrategia de varios proveedores para evitar cuellos de botella.
Además de AWS, OpenAI ha cerrado colaboraciones con Oracle, Google Cloud, CoreWeave y fabricantes clave como Nvidia o AMD. Analistas del sector señalan que estas relaciones cada vez más interconectadas elevan la intensidad inversora y avivan el debate sobre un posible riesgo de burbuja en el ecosistema de IA.
En paralelo, OpenAI ha ejecutado cambios en su estructura para operar con ánimo de lucro y, según informó Reuters, prepara el terreno para una posible oferta pública inicial con expectativas de valoración muy elevadas. Todo ello encaja en una fase de expansión en la que la compañía busca capacidad de cómputo a gran escala para entrenar y desplegar nuevos modelos.
Relevancia para Europa y España
Para el mercado europeo, el acuerdo puede traducirse en más disponibilidad de recursos en regiones de AWS dentro de la UE y España, facilitando el cumplimiento normativo (como RGPD) y aportando menores latencias para empresas que integren soluciones de IA generativa.
La ampliación de capacidad de cómputo suele ir acompañada de debates sobre energía, sostenibilidad y permisos en torno a los centros de datos. En Europa, estas consideraciones regulatorias y de infraestructura resultan claves para el despliegue de proyectos de IA a gran escala.
Para compañías españolas de sectores regulados —finanzas, salud, administración pública o industria—, disponer de latencia contenida y de una plataforma robusta puede acelerar pilotos y despliegues productivos de IA, siempre que se satisfagan requisitos de seguridad y cumplimiento.
Mercado y tecnología
El anuncio tuvo reflejo inmediato en los parqués: Amazon avanzó alrededor de un 5% en los primeros tramos de negociación y valores ligados al hardware de IA también reaccionaron al alza. Son movimientos de corto plazo que el mercado suele asociar a acuerdos de este tamaño por su potencial impacto operativo.
En el plano técnico, los clústeres con GPU de última generación permitirán a OpenAI abordar tanto entrenamiento como inferencia a gran escala, con baja latencia y alto rendimiento en redes interconectadas. La combinación de EC2 UltraServers y el tejido de red de AWS está diseñada para maximizar la eficiencia en cargas de trabajo intensivas y mejorar la seguridad de los datos y modelos.
La alianza entre OpenAI y AWS articula un salto de capacidad que busca consolidar el suministro de cómputo para los próximos años, marcar tiempos de despliegue ambiciosos —capacidad completa antes de 2026— y reforzar la competencia en la nube, con implicaciones directas para el tejido empresarial de España y Europa.