Florida ha puesto en marcha una medida poco habitual para contener la invasión de la pitón birmana en los Everglades: conejos robot capaces de simular calor, movimiento y olor con el fin de sacar a las serpientes de sus escondites y facilitar su captura por equipos especializados.
El plan, que se encuentra en fase piloto desde hace dos meses, opera con cuarenta señuelos animatrónicos vigilados por cámaras con inteligencia artificial. Los dispositivos se ubican en recintos a los que las pitones no pueden acceder; cuando aparece actividad, se avisa a contratistas que realizan la captura y posterior eutanasia. La solución ha sido desarrollada por la Universidad de Florida para reducir costes y evitar el manejo de animales vivos.
Por qué Florida apuesta por señuelos robóticos
La pitón birmana, especie exótica e invasora, ha prosperado en las zonas pantanosas del sur del estado, donde encuentra refugio y alimento. Las autoridades señalan que su expansión ha contribuido a una merma de hasta el 90% en poblaciones de mamíferos nativos en áreas del parque, un golpe notable para un ecosistema tan valioso como el de los Everglades.
El Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) estima de forma conservadora la presencia de decenas de miles de ejemplares en el área. La magnitud del problema ha llevado a buscar alternativas a las acciones tradicionales, que incluyen patrullas y cacerías puntuales con resultados limitados frente a una población en rápido crecimiento.
Además de su relevancia ecológica, los Everglades figuran desde 1979 como Patrimonio Mundial de la UNESCO, lo que añade presión para acelerar respuestas de control que reduzcan el impacto de esta serpiente sobre la biodiversidad local.
Cómo operan los conejos-robot en los Everglades
Los señuelos son conejos de juguete reacondicionados con animatrónica para imitar el comportamiento de un animal real: se mueven de forma intermitente, emiten una firma térmica que las pitones perciben y cuentan con un difusor que libera olor de conejo. Todo ello incrementa las posibilidades de que las serpientes se acerquen y queden expuestas.
Los equipos colocan los dispositivos en recintos seguros, rodeados de cámaras con algoritmos de visión por computadora que detectan actividad compatible con pitones. Ante una señal positiva, el sistema alerta automáticamente a contratistas, que acuden al punto para retirar al reptil con protocolos establecidos y aplican la eutanasia.
Este enfoque tecnológico sustituye el uso de conejos vivos, una práctica que se mantuvo durante cuatro años pero exigía tiempo, recursos y cuidados diarios. Con los animatrónicos, se reduce la logística en campo y se evita el estrés de animales utilizados como cebo, manteniendo la eficacia del señuelo.
De momento, los responsables consideran que aún es pronto para una evaluación concluyente, pero si los datos acompañan, se valora ampliar el despliegue a más zonas de los Everglades para aumentar el alcance de las capturas.
Contexto: daños ecológicos, origen y apoyo ciudadano
La presencia de la pitón birmana en Florida se remonta a su introducción como mascota exótica décadas atrás. A medida que crecían, muchos propietarios las liberaron en la naturaleza; el primer avistamiento oficial en el Parque Nacional se registró en 1979, punto de partida de una colonización que ha sido difícil de revertir.
Su capacidad reproductiva acelera el problema: una hembra de unos tres metros puede poner 25 o 30 huevos por puesta, y las tasas de eclosión son muy elevadas, en torno al 90%-95%. Con escasos depredadores naturales y abundante alimento, la población se ha disparado.
Para reforzar el control, el estado combina equipos profesionales con participación ciudadana: se permite la captura sin licencia específica, se organizan talleres virtuales gratuitos de formación y se mantiene activa la conocida “Patrulla Pitón”. Los contratistas reciben incentivos económicos que aumentan según el tamaño del ejemplar retirado.
También se impulsa el Desafío de la Pitón de Florida, una competición anual que premia a quienes retiren más serpientes en diez días. En la edición más reciente se inscribieron 934 personas, que consiguieron retirar 294 pitones, una contribución que, aunque modesta frente a la magnitud del problema, suma esfuerzos al control general.
Entre nuevas herramientas tecnológicas, protocolos de detección basados en inteligencia artificial y una comunidad cada vez más implicada, el programa de señuelos animatrónicos aspira a consolidarse como una pieza más del engranaje de gestión de esta especie invasora.
La combinación de conejos robot, vigilancia inteligente y movilización social busca fortalecer los esfuerzos para controlar a las pitones birmanas. Si los resultados confirman su eficacia, la expansión del piloto a más áreas de los Everglades podría marcar un hito importante en la conservación de la biodiversidad local.