El primer robot humanoide volador abre una nueva era en la robótica

  • Italia presenta el primer robot humanoide volador, el iRonCub MK3, desarrollado por el Instituto Italiano de Tecnología.
  • El diseño integra cuatro turbinas de propulsión y refuerzos estructurales para resistir temperaturas extremas.
  • El sistema de control predictivo garantiza la estabilidad y el equilibrio durante el vuelo.
  • Las aplicaciones incluyen operaciones de emergencia y labores de mantenimiento en zonas de difícil acceso.

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El campo de la robótica ha alcanzado un hito con la llegada del primer robot humanoide capaz de volar de forma autónoma y controlada. El Instituto Italiano de Tecnología (IIT) ha presentado el iRonCub MK3, un androide cuya apariencia y funciones están revolucionando el sector, no solo por su capacidad técnica, sino también por la sorprendente semejanza física con un ser humano. A pesar de que su rostro recuerda al de un niño, el diseño responde principalmente a criterios funcionales destinados a facilitar el vuelo.

Detrás de esta creación se esconde el trabajo de un equipo multidisciplinar que durante varios años ha combinado inteligencia artificial, ingeniería aérea y materiales avanzados para conseguir que un robot no solo camine o manipule objetos, sino que también se eleve del suelo, manteniendo la compostura y el equilibrio en el aire.

Una estructura pensada para soportar el vuelo

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El iRonCub MK3 ha sido equipado con cuatro potentes turbinas de chorro: dos instaladas en los brazos y otras dos integradas en una especie de mochila en la espalda. Estos motores permiten generar el empuje suficiente para que el robot despegue verticalmente y flote hasta alcanzar los 50 centímetros de altura en las pruebas iniciales. Las fuerzas implicadas y el calor extremo —las turbinas alcanzan temperaturas superiores a los 600 grados Celsius— han llevado a los ingenieros a reforzar la columna vertebral del robot con titanio y a proteger la estructura con materiales resistentes al calor.

En esta primera versión, el robot no tiene antebrazos ni manos, ya que se han retirado temporalmente para optimizar el espacio de los propulsores. Según los científicos a cargo del proyecto, está previsto que estos elementos se reincorporen en futuras iteraciones sin afectar a la funcionalidad del androide.

Control y estabilidad: el reto principal

Uno de los grandes desafíos ha sido lograr que el vuelo sea estable y predecible. El equipo del IIT ha desarrollado un sistema de control predictivo que ajusta continuamente tanto la potencia de los motores como la posición de las articulaciones. Antes de realizar pruebas físicas, todo el sistema se puso a prueba en simulaciones por ordenador, comprobando que el chasis era capaz de soportar fuerzas de hasta 750 newtons en cada punto de anclaje, lo que triplica el empuje real de cada turbina.

Durante las pruebas en laboratorio, el robot fue asegurado con un sistema de suspensión para evitar caídas accidentales. Pese a las medidas de seguridad, el iRonCub MK3 consiguió mantenerse estable en el aire y aterrizar sin asistencia humana directa, representando un avance importante para la robótica aérea.

Perspectivas de futuro: rescates y mantenimiento en zonas peligrosas

El potencial práctico de este desarrollo radica en aplicaciones como los rescates en áreas difíciles de acceder. Los robots humanoides voladores podrían desempeñar un papel crucial en emergencias, llegando a lugares inaccesibles para los humanos tras catástrofes, derrumbes o en zonas contaminadas. La capacidad de vuelo les permite intervenir en ambientes peligrosos y de difícil acceso.

También se considera su utilidad en inspecciones y mantenimiento de infraestructuras elevadas, como torres, puentes o instalaciones industriales con riesgos para las personas. El control remoto mediante sistemas de realidad virtual permite que el operador reproduzca sus movimientos desde un entorno seguro, facilitando tareas en ambientes inestables.

Los ingenieros continúan perfeccionando el sistema para ampliar el tiempo y la altura de vuelo y agregar nuevas capacidades manipulativas, permitiendo al robot realizar trabajos complejos una vez que sus extremidades superiores sean reincorporadas.

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El primer despegue controlado de un robot humanoide supone un paso adelante en la historia de la robótica. Cada avance acerca más la ciencia ficción a la realidad, confirmando cómo la tecnología puede transformar el trabajo en zonas de riesgo y expandir los límites de lo posible.

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