Esta diminuta hormiga es capaz de morder a 320 kilómetros por hora

Hormiga dracula

Te presentamos a la Mystrium camillae, o una variante de hormiga Drácula, una especie que habita en Australia y el sudeste asiático, y que se ha proclamado como el animal con el movimiento más veloz de todo el planeta Tierra. El secreto está en su mandíbula, una parte de su cuerpo que reúne unas condiciones especiales capaces de funcionar como un potente resorte que le sirve para defenderse ante ataques de otros insectos.

El animal más rápido de la Tierra

Sus pequeñas pinzas tienen la forma perfecta para poder realizar un movimiento similar al de unas tijeras. Al contrario de otras hormigas, esta mandíbula no muerde para atrapar y bloquear a su presa, sino que desliza sus pinzas una sobre otra para lanzar su captura a toda velocidad. Los científicos de la Universidad de Illinois, que son quienes han estudiado el caso con cámaras de alta velocidad (tomando imágenes a 450.000 imágenes por segundo), comparan este movimiento con el chasquido de los dedos.

Y es que la hormiga cierra sus pinzas durante unos 3 segundos para almacenar fuerza antes de realizar el golpe. Este movimiento resultante de cruzar sus pinzas llega a alcanzar los 320 kilómetros por hora, un gesto 5.000 veces más rápido que un abrir y cerrar de ojos. Para que te hagas una idea, el guepardo alcanza una velocidad de 96 kilómetros por hora en su desplazamiento, así que técnicamente estamos ante el animal con el movimiento más rápido de la Tierra.

Un movimiento de 23 microsegundos

Hormiga Dracula

Los expertos han necesitado una cámara de alta velocidad para poder descubrir exactamente qué ocurre en esa fracción de segundo. Y es que el movimiento de resorte se produce en tan sólo 23 microsegundos, un tiempo increíble si tenemos en cuenta que otro de los insectos con una velocidad similar son las termitas, que cuentan con una mandíbula parecida que activa el mecanismo en 0,025 milisegundos.

Es secreto está en los cambios en la morfología

Hormiga Dracula

Este estudio ha permitido demostrar como pequeños cambios en la morfología del insecto permiten resultados increíblemente diferentes, como puede ser el caso de dos hormigas casi idénticas con distinta morfología en su mandíbula. Así que ya sabes, la próxima vez que veas una hormiga (obviamente será muy difícil que te topes con una de éstas), piensa que si no fuera por su tamaño te podría lanzar hasta la pared de hormigón más cercana a una velocidad que ni podrías enterarte de lo sucedido. Vaya con los bichitos…


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