iRonCub3: El primer robot humanoide volador da el salto de la ciencia ficción a la realidad

  • El Instituto Italiano de Tecnología presenta iRonCub3, el primer robot humanoide capaz de volar propulsado por turbinas.
  • El desarrollo facilita operaciones en entornos complejos, como rescate en desastres y manipulación en áreas de difícil acceso.
  • La combinación de inteligencia artificial, aerodinámica avanzada y diseño robusto permite vuelos estables y seguros.
  • Se prevén aplicaciones en emergencias y labores de inspección donde la movilidad aérea y terrestre es esencial.

robot humanoide volador

La robótica humanoide ha experimentado un impulso sorprendente tras el reciente debut de iRonCub3, un prototipo que consigue combinar la morfología de los robots con forma humana con la capacidad de volar mediante motores a reacción. Este avance, logrado por el Instituto Italiano de Tecnología (IIT), supone un salto cualitativo para los sistemas capaces de operar tanto en tierra como en el aire, y marca el inicio de una nueva etapa en la aplicación de robots en entornos complejos y cambiantes.

Durante sus primeras pruebas en 2025, iRonCub3 se elevó hasta 50 centímetros sobre el suelo gracias a una arquitectura especialmente diseñada para equilibrar la estructura humanoide con un sistema de propulsión potente pero compacto. La presentación ha destacado la enorme variedad de escenarios en los que un robot dotado de estas características podría resultar clave, sobre todo en labores de rescate, inspección o exploración de zonas peligrosas o poco accesibles.

Un desarrollo internacional para un reto técnico sin precedentes

robot humanoide aerodinámica

La innovación de iRonCub3 es fruto de la colaboración entre el IIT de Génova, el Politécnico de Milán y la Universidad de Stanford. El trabajo conjunto permitió diseñar un sistema que aprovecha tanto experimentos en túnel de viento como algoritmos de inteligencia artificial para resolver los retos que plantea la aerodinámica de un robot con forma humana. Las simulaciones informáticas y los modelos predictivos, entrenados con datos reales, permitieron crear estrategias de control que garantizan vuelos estables incluso ante turbulencias o cambios en la postura del robot.

En el corazón de iRonCub3 se encuentran cuatro turbinas a reacción, dos integradas en los brazos y otras dos en la zona de la espalda, sujetas mediante una “mochila” reforzada. Distintas partes del hardware han sido rediseñadas, incorporando una columna vertebral de titanio y protecciones térmicas para soportar temperaturas que pueden llegar a los 800ºC en los escapes. El conjunto alcanza unos 70 kg, con capacidad para generar más de 1.000 N de empuje, permitiendo maniobras de vuelo controladas y seguras incluso ante condiciones ambientales adversas.

Control, equilibrio e inteligencia artificial en tiempo real

Uno de los mayores desafíos del proyecto ha sido mantener el equilibrio dinámico de un robot cuya forma dista mucho de la simetría de los drones tradicionales. La morfología humanoide implica un centro de masa variable y articulaciones móviles, lo que complica el cálculo en tiempo real de la estabilidad durante el vuelo. Para afrontarlo, el equipo ha desarrollado modelos que integran la física de multitudes de cuerpos y la respuesta aerodinámica de cada movimiento, apoyándose en redes neuronales y sistemas de IA que evalúan constantemente las fuerzas aplicadas sobre la estructura.

Los algoritmos empleados combinan datos procedentes de simulaciones y pruebas reales, permitiendo ajustar el control de las turbinas y las extremidades con precisión. Esta arquitectura garantiza que el robot pueda realizar maniobras ágiles y responder a cambios bruscos en el entorno, como corrientes de aire inesperadas, sin comprometer la seguridad ni la eficiencia energética.

Ingeniería avanzada para soportar condiciones extremas

La integración de propulsión a reacción en un cuerpo humanoide ha obligado a rediseñar múltiples elementos estructurales y de protección. Se aplicaron soluciones innovadoras para la disipación del calor y la resistencia de materiales, empleando técnicas de co-diseño que optimizan la ubicación de los motores y el aislamiento térmico.

Cada mejora se ha enfocado en la robustez y la fiabilidad, con sensores incrustados que monitorizan en tiempo real la integridad del robot durante el vuelo. Los planificadores desarrollados para el despegue y aterrizaje coordinados han permitido superar los problemas iniciales y lograr despegues estables desde superficies planas en el área de ensayos del IIT, con planes para ampliar las pruebas en el y zonas preparadas específicamente para este tipo de experimentación cumpliendo con las normativas de seguridad más exigentes.

Aplicaciones futuras y ventajas frente a otras plataformas

El potencial de los robots humanoides voladores va mucho más allá del simple espectáculo tecnológico. Su capacidad para alternar entre caminar y volar multiplica las opciones en tareas donde la flexibilidad y la adaptación al entorno son imprescindibles. En operaciones de rescate, por ejemplo, pueden llegar rápidamente a zonas inaccesibles, sortear obstáculos verticales y manipular objetos con destreza gracias a la estructura antropomórfica, mientras que en inspecciones industriales pueden acceder a puntos complejos y realizar ajustes o reparaciones sobre el terreno.

La facilidad para interactuar con infraestructuras diseñadas para seres humanos, como abrir puertas o utilizar herramientas convencionales, les otorga una ventaja única frente a los drones clásicos o los robots con ruedas. Además, la teleoperación se ve facilitada gracias a que los movimientos pueden replicar de manera intuitiva los gestos de un operario humano desde la distancia, incrementando la seguridad en entornos hostiles o peligrosos.

Robot humanoide-3
Artículo relacionado:
El primer robot humanoide volador abre una nueva era en la robótica

Síguenos en Google News