Un directo científico que rompe moldes se ha colado en salones, móviles y oficinas: la misión del Conicet en el Atlántico Sur retransmite en tiempo real un fondo marino casi inexplorado y ha transformado la curiosidad de miles en una cita cotidiana con la ciencia.
Desde un buque oceanográfico, un equipo de 30 investigadores argentinos comparte imágenes en ultra alta definición del cañón de Mar del Plata; la propuesta, lejos del ruido habitual de internet, suma audiencia con un ritmo pausado y la promesa de ver descubrimientos tal y como suceden.
Un directo que bate marcas: cifras y alcance

La señal comenzó el 23 de julio y pronto se viralizó: el canal alcanzó picos de 81.000 espectadores simultáneos y ya sobrepasa los 10 millones de visualizaciones acumuladas, cifras poco habituales incluso para emisiones populares.
Este fenómeno ha traspasado nichos: gente conectada desde gimnasios, colegios o trabajos sigue la expedición como si de un gran evento se tratara, una muestra de que la divulgación bien enfocada puede competir con cualquier contenido de entretenimiento.
El formato es parte del magnetismo: una ventana al fondo del mar en tiempo real, sin guión ni trucos, que permite a la audiencia vivir el hallazgo al mismo tiempo que los científicos.
Dónde y cómo se explora: el cañón de Mar del Plata

La campaña se desarrolla a unos 300 kilómetros de la costa argentina, en una zona profunda y poco estudiada del Atlántico Sur que se sitúa en la frontera biogeográfica entre corrientes cálidas de Brasil y frías de Malvinas.
El protagonista técnico es el ROV SuBastian, un robot capaz de capturar vídeo en ultra alta definición, recoger muestras y operar a gran profundidad mientras transmite la señal en abierto.
La misión cuenta con la colaboración del Schmidt Ocean Institute, lo que ha permitido disponer de un barco y equipamiento de primer nivel para una investigación que hasta hace poco se hacía “a ciegas” con artes menos precisas.
Qué se está encontrando: biodiversidad y sorpresas

En pocos días se han documentado más de 200 especies, varias observadas por primera vez en aguas nacionales, y se han registrado paisajes submarinos prácticamente vírgenes.
Entre los hallazgos que más atención han acaparado figuran un crustáceo del género Neolithodes de intenso color rojo y caparazón espinoso, corales fluorescentes, esponjas carnívoras y almejas de tonos muy vivos.
También se grabó una anguila no registrada previamente en el Atlántico suroccidental y una estrella de mar del género Hippasteria phrygiana que la comunidad online bautizó con humor, reflejo del vínculo que se ha generado con la audiencia.
Una comunidad alrededor de la ciencia
La emisión ha encendido un curioso espíritu de comunidad: familias que ven la exploración en casa, docentes que la llevan al aula, artistas que se inspiran en las especies y un sinfín de anécdotas que muestran cómo la ciencia puede unir a públicos muy diversos.
Voces de la comunicación y la educación coinciden: el directo funciona como una poderosa rendición de cuentas del conocimiento financiado con dinero público, y su tono sereno contrasta con los contenidos más estridentes de la red.
Muchos espectadores perciben la retransmisión como un “fondo de pantalla vivo”: acompaña tareas domésticas o laborales y, cuando ocurre algo inesperado, la atención se concentra en el detalle que aparece en la pantalla.
Impacto ambiental, conservación y próximos pasos

La expedición también ha mostrado evidencia de huellas de pesca de arrastre en el lecho, bolsas de plástico y abundantes microplásticos incluso en zonas muy profundas.
Con la información reunida, el equipo planea impulsar la creación de un Área Marina Protegida en el cañón de Mar del Plata, solicitar una moratoria a la pesca de arrastre en la zona y establecer un monitoreo científico permanente.
Además, todo el material generado tendrá acceso abierto: imágenes, datos y modelos 3D que servirán para investigación, educación y evaluación ambiental, incluyendo estudios de impacto de industrias como la energética.
Tecnología y método: por qué ahora es posible verlo

Hasta hace pocos años, este tipo de campañas dependían de redes de arrastre y muestreos a ciegas, que daban pistas sin la riqueza que aportan las imágenes directas y las maniobras delicadas de un vehículo operado a distancia.
El ROV ofrece maniobrabilidad y precisión: se acerca a organismos frágiles sin dañarlos, recoge muestras concretas y permite revisar de inmediato lo observado para ajustar la ruta y las tareas en función de lo que va apareciendo.
Este avance técnico, sumado a la emisión en abierto por internet, ha convertido una expedición científica en un acontecimiento compartido, con audiencias que crecen a medida que la misión avanza.
Contexto institucional y financiación[/h2>

La iniciativa llega en un momento sensible para la ciencia argentina, con recortes y pérdida de poder adquisitivo en el sistema público de investigación, lo que añade valor al apoyo logístico externo y a la colaboración internacional que han hecho posible la campaña.
Pese a ese contexto, el equipo ha logrado una combinación eficaz de ciencia, transparencia y participación, reforzando la percepción social de utilidad y oportunidad de este tipo de proyectos.
Queda trabajo por delante: procesar muestras, abrir bases de datos y redactar propuestas regulatorias que protejan un ecosistema clave en términos ecológicos y económicos.
Estas semanas dejan clara la importancia de compartir la ciencia sin barreras: la sociedad responde, aprende y acompaña; y el océano, todavía lleno de incógnitas, se revela como uno de los mejores escenarios para volver a mirar la ciencia con asombro.

