Los Oscars 2026 tendrán una nueva norma de votación que suena absurda y obvia, pero que es real

  • Los votantes de la Academia deberán visionar todas las películas nominadas de cada categoría para poder participar en la votación final.
  • La Academia establece nuevas regulaciones sobre el uso de Inteligencia Artificial en las producciones y sobre las campañas de promoción.
  • Se introduce una categoría inédita: Mejor Dirección de Casting y se amplían los criterios para cineastas internacionales.
  • El proceso será más controlado y transparente, con fechas clave y restricciones para evitar campañas de desprestigio.

The Oscars

La próxima entrega de los Premios Óscar, prevista para el 15 de marzo de 2026, estará marcada por una serie de cambios sin precedentes en su reglamento. La Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas ha decidido dar un giro a la forma en que se eligen los ganadores, buscando con ello reforzar la transparencia, la equidad y el prestigio que históricamente han caracterizado a estos galardones. Estas nuevas normas afectan especialmente al voto de los miembros, la elegibilidad de las películas, y el desarrollo de las campañas que buscan posicionar a los candidatos.

Desde hace años, las voces críticas señalaban la falta de garantías respecto a si los votantes veían realmente todas las producciones nominadas antes de emitir su voto. Hasta ahora, bastaba con una declaración de buena fe, lo que daba pie a que, en muchas ocasiones, los resultados estuvieran marcados tanto por la reputación como por la presión o la moda. La Academia ha decidido intervenir de manera definitiva con el fin de que cada decisión esté basada únicamente en el conocimiento directo y real del trabajo audiovisual.

Obligación de visionado: el mayor cambio en la historia reciente de los Óscar

El principal ajuste normativo afecta de lleno a los criterios de votación. A partir de la edición número 98, solo podrán votar por una categoría aquellos miembros que acrediten haber visto todas las películas nominadas en esa sección. Se trata de una condición que ya se aplicaba, aunque con excepciones, en categorías como Mejor Película Internacional o cortometrajes documentales, pero que ahora se extiende a toda la gala. La medida busca garantizar que cada obra sea valorada por méritos propios, y no por factores externos o por el simple boca a boca.

La Academia aún no ha detallado todos los mecanismos con los que hará cumplir esta exigencia, pero podría utilizar su plataforma de streaming interna, reservada a sus miembros, para verificar el visionado. Si algún votante prefiere acudir al cine, a festivales o a proyecciones privadas, se le requerirá completar un formulario indicando cuándo y dónde vio la película. El objetivo, en cualquier caso, es eliminar cualquier atisbo de arbitrariedad y fomentar la valoración justa de las obras nominadas.

Nuevos retos para los votantes: menos margen para la improvisación

A Spider-man le pueden quitar el Oscar

Este cambio implica que algunos miembros perderán el derecho a votar en las categorías donde no logren ver todas las propuestas finalistas. Se eleva así el nivel de compromiso y se reduce la improvisación, obligando a cada votante a involucrarse activamente en el proceso. Algunos expertos prevén que el número de votos emitidos en ciertas categorías podría disminuir, pero a cambio se incrementará la legitimidad y el criterio de los resultados.

Una votación más diversa y rigurosa en todas las categorías

Además, la norma se acompaña de otras actualizaciones para la edición de 2026. Se introduce la categoría de “Mejor Dirección de Casting”, que busca reconocer el trabajo creativo detrás de la elección de los elencos y que será evaluada inicialmente por una selección preliminar de hasta 10 películas. Este reconocimiento supone un avance para aquellas figuras que hasta ahora permanecían en un segundo plano, pero cuya aportación resulta esencial para el éxito de cualquier producción.

Por otra parte, la Academia modifica los requisitos para la presentación de películas internacionales. Ahora podrán optar cineastas que acrediten estatus de refugiado o asilo, siempre y cuando tengan el control creativo y representen a un país determinado. El proceso también se abre a nuevas dinámicas en categorías técnicas y musicales, con plazos de inscripción específicos y preselecciones previas en apartados como fotografía, sonido, efectos visuales, maquillaje, documental o cortometrajes.

Regulación del uso de la Inteligencia Artificial en las obras candidatas

Otra cuestión que ha cobrado protagonismo en la actualización de las reglas es el uso de la Inteligencia Artificial generativa y otras herramientas digitales durante la realización de las películas. A raíz de recientes polémicas por la utilización de IA en títulos como «The Brutalist» o «Emilia Pérez», la Academia ha querido aclarar su postura: el empleo de IA no será motivo de exclusión ni supondrá ventaja a la hora de optar a los premios.

En este sentido, los votantes deberán valorar principalmente el grado de autoría creativa humana en cada obra. Se trata de una manera de asegurar que el arte y el ingenio de las personas sigan ocupando el primer plano, evitando debates sobre si las innovaciones tecnológicas pueden eclipsar la aportación artística tradicional. De esta forma, se busca encontrar un equilibrio entre la modernidad y el respeto a los valores clásicos del cine.

Fechas clave y procedimientos más exigentes

Estatuilla de Oscar con claqueta detrás

La mecánica de la próxima temporada estará delimitada por un calendario estricto y nuevas restricciones para la promoción. Las películas estrenadas entre enero y junio de 2025 deberán cumplir con los requisitos del Sindicato de Productores de Estados Unidos (PGA) o presentar la documentación pertinente antes del 10 de septiembre; las que lo hagan en la segunda mitad del año contarán con plazo hasta el 13 de noviembre. Las nominaciones definitivas se anunciarán el 22 de enero de 2026, mientras que la votación de los ganadores se cerrará entre el 26 de febrero y el 5 de marzo. El gran evento tendrá lugar el 15 de marzo de 2026.

Adicionalmente, la Academia endurece los controles sobre las campañas de las películas, especialmente en lo relativo a la promoción en redes sociales. Quedan prohibidas todas las publicaciones, comentarios, comparticiones o mensajes que puedan servir para desacreditar de forma directa o indirecta a otras candidatas. Solo las compañías de correo autorizadas podrán enviar materiales informativos a los miembros votantes, limitando así la influencia de las campañas agresivas y enfocando la atención en la calidad de las producciones.

Ampliación de la transparencia y el control en el proceso de votación

La revisión de las reglas afecta tanto a la transparencia como a la seguridad del proceso. El seguimiento del visionado y la restricción de las campañas externas buscan devolver al premio la reputación de objetividad y excelencia por la que se han caracterizado los Óscar. La idea es que ninguna película sea juzgada por motivos ajenos a su contenido real y a la experiencia de los votantes.

En lo práctico, la Academia deberá enfrentarse a desafíos para verificar el cumplimiento de la norma, especialmente en el caso de quienes asisten a pases privados, festivales o salas comerciales. Por ello se han previsto sistemas de declaración, y se valorará la honestidad de los votos, aunque el acceso a las películas a través de la plataforma interna debería facilitar la labor y reducir la tentación de fraude.

Refuerzo a la diversidad y la inclusión

Este proceso de cambios también incide en el impulso a la diversidad internacional y la participación de nuevos talentos. Permitir la elegibilidad de cineastas refugiados o solicitantes de asilo, y extender el alcance de la categoría de Mejor Película Internacional, supone un paso para adaptar los Óscar a la realidad de una industria cada vez más global. Queda claro que el panorama cinematográfico se abre a voces y perspectivas que antes podían quedar fuera por motivos administrativos o de procedencia.

Paralelamente, al limitar la capacidad de influencia de las campañas comerciales y exigir una valoración basada en la experiencia real, se busca incentivar producciones pequeñas o poco convencionales, que tengan menos medios para la promoción pero cuya calidad artística merezca ser reconocida.

Desafíos y expectativas para la próxima edición

La introducción de estas reglas no ha estado exenta de debate entre los propios votantes y la industria. Algunos temen que la exigencia de visionar todas las películas reduzca el número de participantes efectivos en determinadas categorías; otros consideran que el procedimiento permitirá filtrar a quienes realmente se interesan por el cine y por el sentido profundo de los premios. En cualquier caso, la Academia parece decidida a marcar un nuevo rumbo que sirva de ejemplo de honestidad y profesionalidad en el sector cinematográfico.

La combinación de controles tecnológicos, nuevas categorías, criterios estrictos para la elegibilidad y una regulación más severa de la publicidad pretenden que cada ganador de un Óscar sea, de verdad, el resultado de una reflexión profunda y de un compromiso real con la calidad del séptimo arte.

La próxima gala de los Óscar llega así repleta de expectativas y con la promesa de recuperar la esencia de unos premios que, pese a los cambios sociales y tecnológicos, siguen siendo el gran referente del cine global. Este conjunto de normas, que potencia la autenticidad, la transparencia y la diversidad, sentará las bases para que las futuras ediciones respondan mejor a los tiempos y a la evolución constante de la industria audiovisual.

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