Ewan McGregor cuenta por qué rodar El Ataque de los clones fue una auténtica pesadilla

Star Wars Episodios 2.

Cada uno de nosotros tiene recuerdos muy distintos de lo que le parecieron en su momento los tres primeros episodios de Star Wars, estrenados entre el año 1999 y 2005, aunque si atendemos a las últimas declaraciones del propio Ewan McGregor, que interpretó entonces al mítico personaje de Obi Wan, es evidente que él es el primero que no guarda el mejor recuerdo, que no duda en calificar como de «pesadilla». ¿Qué es lo que le ocurrió para que tenga tan poco aprecio por aquel Episodio II?

Tecnología punta… ruidosa

Si recordáis, aquellos tres primeros episodios de Star Wars fueron aprovechados por George Lucas para demostrarle a la industria que la tecnología digital había llegado para quedarse. Al margen de rodar buena parte de la película en estudio y con cromas por todas partes (que más más tarde reemplazaría por efectos digitales y gráficos generados por ordenador) el de Modesto, California, fue introduciendo cámaras que ya no necesitaban de una película cinematográfica al uso.

En aquellos rodajes, y más concretamente en el del Episodio II El Ataque de los Clones, Lucas ya instaló enormes cámaras digitales que guardaban toda la información en discos duros que ya contenían la información lista para utilizarse en el proceso de postproducción, sin revelados ni nada y, allí, añadirles los efectos digitales. Pero claro, con lo que no parecía que contaron es con un detalle que les arruinó parte del material que habían rodado.

La pesadilla de Ewan McGregor

Ha sido el propio actor el que, en plena promoción de la serie de Obi Wan Kenobi para Disney+, ha desvelado detalles de aquella pesadilla vivida en el set de El Ataque de los Clones: «eran tecnología punta, pero en comparación con lo que tenemos ahora… tenían enormes hileras de cables que salían de la parte posterior de las cámaras y no podías cambiar las lentes. O se podían cambiar, pero tardabas como media hora en hacerlo. Así que todo se filmó con una lente de zoom».

Por si eso fuera poco, los cables llegaban hasta una «gran carpa en la esquina del escenario que, literalmente, no paraba de zumbar. Era tan ruidosas. Y cuando ya estaban en la postproducción, se dieron cuenta de que el ruido que hacían tenía la misma frecuencia de la voz humana. Así que tuvimos que hacer ADR en cada línea de texto del Episodio II. Ninguno de los diálogos originales sobrevivió debido a eso, porque las cámaras eran como nuevas y ninguno de esos errores se había resuelto todavía».

Y os preguntaréis, ¿qué es un ADR? Pues viene a significar, por sus siglas en inglés, algo así como reemplazo de diálogo automatizado, y suele utilizarse en producciones de cine y televisión de tal forma que la voz del actor debe grabarse de nuevo y superponerla más tarde sobre la fuente original, para permitir que se escuche sin mezclarse con los ruidos de fondo.

Obviamente, hacer un ADR en una película de Star Wars no es algo normal, pero en ciertas partes del Episodio II fue necesario hacerlo.


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