Ingeniero aeronáutico por el día y astrofotógrafo por las noches. Así es la vida de Jason De Freitas, un fotógrafo e ingeniero de Nueva Gales del Sur (Australia) conocido en Internet por su gran habilidad a la hora de fotografiar planetas, la Vía Láctea y eclipses. Pero la cosa no se queda ahí. JaseFilm —que es su nombre en las redes— realiza todos sus trabajos con cámaras analógicas. Su último invento le ha llevado a fusionar sus dos grandes pasiones.
Un proyecto que lleva años cocinándose a fuego lento
Desde pequeño, Jason ya sabía que quería ser ingeniero aeronáutico. Ya con 16 años era capaz de construir y poner a volar sus propios helicópteros radiocontrol, y poco después, se animó con los cuadricópteros. Estudió en la Universidad y aproximadamente a sus 25 años descubrió la fotografía. Sin embargo, en lugar de obsesionarse con la Canon, la Sony o la Nikon del momento, De Freitas sintió curiosidad por la película.
Y finalmente, se animó a combinar sus dos pasiones en un proyecto único y original. Según el ingeniero, los que le conocen de cerca llevan años imaginando que algún día, el proyecto dron analógico vería la luz.
Así es el dron que hace fotografías analógicas
Para su quimera, De Freitas utilizó un dron iFlight Chimera 7, que se caracteriza por tener vista en primera persona. Le costó unos 620 dólares y mide unos 15 centímetros. Según el ingeniero, podría haber utilizado un dron algo más pequeño y también más fácil de utilizar, pero tendría que sacrificar tiempo de vuelo al tener una batería menos duradera.
Por otro lado, tuvo que contratar a un profesional para volar el dron debido a las leyes australianas, ya que el vuelo en primera persona de drones tiene una dura regulación en dicho país. Aún así, el ingeniero se las arregló para que su operador pudiera controlar el Chimera 7 con unas gafas FPV de la marca DJI que él mismo modificó con unas antenas Lumenier AXII HD.
Diapositivas de 35mm con solo apuntar y disparar
Tocaba ahora elegir una cámara analógica para el invento. Tras algo de investigación, decidió que lo más lógico sería una cámara ligera y automática. Una de apuntar y disparar, vamos. Solo que, en este caso, apuntaría el operador con las órdenes de Jason. Finalmente, consiguió una Olympus Stylus Mju-1, que pesa poquito más que una GoPro. El acople al dron y el manejo de la cámara a distancia también estuvieron a cargo de las habilidades del ingeniero, que diseñó una montura con una serie de motores que le permitieron tanto enganchar la compacta al dron —y alinearla con la cámara FPV—, como operarla desde lejos.
Con todo ya montado, solo quedaba ponerlo a volar. De Freitas decidió probar suerte en la costa sur de Nueva Gales del Sur, cerca de una ciudad llamada Narooma. Las diapositivas de 35mm que obtuvo fueron realmente impresionantes. Puedes ver todo el proceso y las fotos que obtuvo como resultado en este vídeo que Jason De Freitas ha subido a su canal de YouTube.