Tras muchos años utilizando cámaras con objetivos intercambiables, encontrar una cámara que simplifique todo el proceso ha sido un cambio radical para mí. La Fujifilm X100VI ha logrado, de manera inesperada, convertirse en mi compañera inseparable, desplazando equipos más pesados y complejos, incluso haciéndome olvidar el teléfono móvil. Esta compacta, con su diseño retro y características avanzadas, ha redefinido mis necesidades fotográficas, y no solo en términos de comodidad, sino en como hago fotos, como las proceso y como disfruto de ellas. Estoy enamorado de ella, y no puedo dejar de hacer fotos.
La libertad de una cámara compacta
La X100VI es compacta y ligera, una combinación difícil de encontrar en cámaras de calidad profesional. La primera vez que la llevé conmigo, sentí de inmediato la diferencia: podía llevarla conmigo sin esfuerzo, sin tener que llevar una mochila específica o preocuparme por cambiar de lente. Esto ha hecho que me sienta más libre y menos preocupado por la logística de cargar equipo, algo que antes era casi una obligación cada vez que salía a hacer fotos y que directamente me desanimaba a llevar la cámara a cuestas.
Tener una cámara de calidad profesional en un formato tan reducido significa que puedo capturar momentos sin la carga de estar decidiendo qué lente usar. La X100VI viene con un objetivo fijo que, aunque al principio me parecía limitado, pronto me demostró que es todo lo contrario. Con su apertura amplia y una calidad de imagen nítida y detallada, esta cámara me hace confiar más en mis habilidades para componer con lo que tengo. Y es precisamente su focal de 23mm la que me permite obtener una perspectiva que se siente extremadamente natural y real.
Recetas de imágenes en JPG: la solución que necesitaba
Algo que realmente me ha cambiado la perspectiva con la Fujifilm X100VI son las llamadas recetas de imágenes en JPG. Estas configuraciones predeterminadas de la cámara simulan distintas películas clásicas de Fujifilm (o de otras marcas si profundizas en las recetas personalizadas), lo cual permite crear resultados increíbles directamente en JPG sin necesidad de procesamiento posterior. Usando las recetas, consigo imágenes que tienen carácter y estilo propios, que se ven listas para compartir y enmarcar desde el momento en que las capturo. Esto me ha hecho repensar mi antiguo hábito de disparar siempre en RAW para luego revelar las fotos en el ordenador, un proceso que, siendo honesto, siempre se quedaba sin terminar.
Con la X100VI, las fotos en JPG tienen un atractivo visual tan natural y auténtico que me siento menos inclinado a usar RAW. Esto no solo me ahorra tiempo, sino que además elimina esa sensación de acumulación de archivos pesados que terminan siendo una carga en mi disco duro. La cámara ha logrado equilibrar un rendimiento profesional con la simplicidad de un flujo de trabajo eficiente y directo, y esto es algo que considero uno de sus mayores puntos a favor.
Decir adiós a los RAW
Antes, mi proceso consistía en capturar en RAW pensando que así tendría mayor flexibilidad para editar cada foto, pero la realidad era otra: acababa acumulando cientos de fotos sin procesar. Con la X100VI, disparo en JPG con la confianza de que las imágenes que obtengo están prácticamente listas. Esto no solo me ha ahorrado tiempo en la edición, sino que también me ha hecho pensar más en la captura, en la composición y en la exposición en el momento. Ya no tengo esa mentalidad de “luego lo arreglo en el postprocesado”, y me siento mucho más conectado con el acto de fotografiar. Configuré varias recetas populares que fui encontrando en numerosos canales de YouTube, y he acabado obsesionándome con un perfil en blanco y negro que me devuelve fotones de mis hijos.
Además, al ser JPGs más ligeros, el almacenamiento es más manejable. La cámara me ha dado una solución práctica, ayudándome a simplificar mi flujo de trabajo y a disfrutar de la fotografía sin sentir que debo hacer algo con cada imagen capturada para que luzca bien.
Rendimiento y estilo: El encanto de la X100VI
A nivel de rendimiento, la Fujifilm X100VI no decepciona. El visor híbrido es una maravilla, ya que puedo alternar entre el óptico y el electrónico, según lo requiera la situación. Esto me da una versatilidad inesperada en una cámara compacta. A esto se suman los controles manuales que permiten ajustarlo todo con precisión y de manera intuitiva, lo que me permite mantenerme enfocado en la captura sin distracciones.
El estilo retro y minimalista de la X100VI también es parte de su atractivo. Al usarla, siento que la cámara pasa desapercibida y me permite capturar de manera más discreta, algo que me resulta invaluable en la fotografía de calle o en situaciones donde quiero que el momento se mantenga natural. La construcción de calidad y la estética de esta cámara hacen que fotografiar se sienta como una experiencia en sí misma, y es que no hay a quien no le llame la atención la cámara. El funcionamiento general del equipo es excelente, sin embargo, determinadas recetas requieren aproximadamente 1 segundo para ser procesadas, lo que resta velocidad para seguir disparando en la escena.
Una cámara que me reconcilia con la fotografía
La Fujifilm X100VI no es solo una cámara; es un nuevo enfoque. Al eliminar la necesidad de cargar múltiples objetivos y simplificar el flujo de trabajo mediante sus opciones de JPGs, he encontrado un equipo que realmente se adapta a mi estilo de vida y a mi pasión por la fotografía. Esta cámara me ha mostrado que “menos es más” y que, con las herramientas adecuadas, la simplicidad puede ser una gran aliada. Ahora disfruto de cada disparo, sabiendo que tengo todo lo que necesito en un solo equipo compacto, confiable y con un rendimiento excepcional.
El problema de tener un perfil de cámara perfecta está, evidentemente en su precio. Con un precio oficial de 1.799 euros, la Fujifilm X100VI no es una cámara asequible. Sus prestaciones la convierten en una cámara de alta gama, muy refinada y con una calidad de construcción impecable. Pese a elllo, es un éxito de ventas, tanto, que a día de hoy resulta imposible conseguir una, lo que la convierten todavía más en un objeto de deseo. Lamentablemente mis impresiones y mis sensaciones se esfuman rápidamente cuando me veo obligado a devolver la unidad de préstamo al fabricante. Algún día, serás mía.