Apple prepara un salto relevante en fotografía móvil: los modelos iPhone 18 Pro incorporarían una apertura variable en la cámara principal, una solución que acerca el control del teléfono a lo que muchos asocian con una DSLR. Tras años priorizando el procesamiento computacional, la compañía apunta ahora a un avance de hardware que podría cambiar la manera de disparar en situaciones complicadas de luz.
Para el mercado europeo, y en particular para España, el movimiento llega con respaldo industrial: proveedores con base en Europa como la neerlandesa BE Semiconductor se encargarán del equipo que ensambla las láminas del diafragma, mientras socios asiáticos aportarán óptica y módulos. El contexto competitivo se calienta y el público demanda herramientas más “pro” en el bolsillo.
Qué es y por qué importa la apertura variable
La apertura variable permite ajustar de forma física el tamaño del diafragma del objetivo, controlando cuánta luz entra al sensor y la profundidad de campo. Eso se traduce en más luz y fondos desenfocados (f bajos) o mayor nitidez en todo el plano (f altos), un control familiar para quien haya usado DSLR o sin espejo.
A diferencia del modo Retrato por software, el desenfoque aquí es óptico: el bokeh no lo “pinta” un algoritmo, lo genera el propio cristal. Hay límites, claro, porque el sensor de un móvil es pequeño; aun así, el salto en textura, transición de desenfoque y microcontraste puede ser notable en retratos, producto o escenas con contraste fuerte.
Aplicaciones prácticas con esta tecnología en el día a día podrían incluir:
- Retratos con separación más natural entre sujeto y fondo, incluso sin recurrir a modos artificiales.
- Paisajes y arquitectura con más detalle cerrando diafragma para ganar profundidad de campo.
- Escenas nocturnas en interiores de España y Europa (bares, conciertos) aprovechando aperturas amplias.
- Vídeo con control de estética y exposición más coherente en cambios de iluminación.
Antecedentes en Android y madurez tecnológica

El concepto no es nuevo en móviles: Samsung ya lo llevó al mercado en 2018 con su Galaxy S9, y marcas como Huawei u Honor lo han explorado en gamas altas. ¿Por qué no cuajó de inmediato? Costes y la dificultad de miniaturizar un diafragma mecánico fiable dentro de un módulo tan compacto.
Desde entonces, la tecnología ha evolucionado. En Android se han visto sistemas con más pasos y rangos más amplios, lo que indica que los retos de grosor, precisión y producción en volumen están mejor resueltos. Ese punto de madurez allana el camino para que Apple integre su propia versión.
Implementación prevista en los iPhone 18 Pro
Según análisis de la cadena de suministro y de Ming-Chi Kuo, los dos modelos Pro adoptarían la apertura variable en la cámara principal. El objetivo sería el de 48 megapíxeles de la línea Pro, con un módulo revisado y motores específicos para mover las láminas del diafragma con precisión.
La clave estará en la integración con la fotografía computacional de Apple: un control físico del diafragma coordinado con el procesamiento debería ofrecer resultados consistentes sin obligar al usuario a ajustar todo a mano, aunque es razonable esperar más opciones creativas para quien quiera profundizar.
Cadena de suministro: Europa y Asia, piezas del mismo puzle
Varios actores participan en esta arquitectura. Fuentes del sector señalan que BE Semiconductor (Países Bajos) suministra el equipo de ensamblaje para las láminas del diafragma, mientras que Sunny Optical asume un papel destacado en componentes ópticos y Luxshare y Largan refuerzan la parte de lentes y submódulos.
En paralelo, LG Innotek y Foxconn se encargarían de integrar el módulo principal con apertura variable en el conjunto de cámaras. Esta coordinación sugiere que el proyecto ha superado la fase de laboratorio y se encuentra en una etapa de industrialización encaminada.
Calendario y disponibilidad
Las últimas hojas de ruta sitúan este sistema en la generación iPhone 18, tras descartarse su llegada a la familia anterior. El lanzamiento encajaría con los plazos habituales de Apple en otoño, con disponibilidad en España y el resto de Europa dentro del calendario de distribución estándar.
La estrategia parece prudente: sin prisas, pero alineada con una ventana de madurez de proveedores y del propio sistema de cámara. Ese compás suele dar a Apple margen para afinar rendimiento y fiabilidad.
Qué cambiará a la hora de hacer fotos

En escenarios cotidianos, del sol intenso en la costa a interiores con luz mixta, el iPhone 18 Pro podría adaptar la apertura a cada situación para mejorar exposición y estética. Retratos con bokeh más creíble, paisajes con nitidez de esquina a esquina y menos dependencia de trucos digitales son ganancias tangibles.
Para vídeo, el control del diafragma ayuda a gestionar highlights y profundidad de campo sin forzar tanto ISO o velocidad. Sumado a la estabilización y a los perfiles de color de Apple, abre margen a creadores que buscan coherencia visual sin accesorios externos.
Con este movimiento, Apple envía la señal de que el hardware vuelve a cobrar protagonismo en sus cámaras: la apertura variable aporta lo que el software no replica del todo, y el ecosistema de proveedores —con presencia europea— indica que la apuesta va en serio.