El teléfono móvil ha sustituido a muchísimos objetos que usábamos en nuestro día a día. Los smartphones han dejado atrás un montón de víctimas como las agendas, las calculadoras o los reproductores de MP3, pero sin duda, una de sus grandes victorias es haberse establecido como sustituto a las consolas portátiles. La potencia de los terminales actuales nos permite jugar a todo tipo de juegos, ya sean nativos o mediante emuladores. Sin embargo, hay usuarios que no se conforman con sus móviles de series y recurren a algunos trucos para sacarles el máximo rendimiento de cara a echar largas jornadas de juego.
Así se modifica un móvil para convertirlo en la consola portátil definitiva
Por mucho que avance la tecnología, el antagonista de toda consola portátil es siempre la batería. Hace más de dos décadas, a todos nos entraba la ansiedad cuando veíamos que el piloto rojo de la Game Boy se iba apagando, señal de que te quedabas sin pilas —y ni hablar ya de la Advance, que cambiaba de color para que fuera todavía más evidente la advertencia—. En los móviles, la cosa no ha cambiado. Los videojuegos consumen bastante energía, y jugar conectados al cargador puede mermar significativamente la vida útil de la misma. Por no hablar de la temperatura. Cualquier smartphone de gama media o alta que encuentres hoy día en el mercado tendrá un diseño lo suficientemente capaz de disipar la energía térmica de sus componentes, pero si juegas demasiadas horas al día, la vida útil del terminal se verá afectada.
Existen muy pocas diferencias entre el teléfono móvil que estás usando para leer estas líneas y una consola como la Nintendo Switch. El secreto de la consola híbrida de Nintendo está en la refrigeración y la batería. Y alrededor de estos dos conceptos, el youtuber Geekerwan ha publicado un vídeo en el que modifica un Xiaomi Mi 9 para convertirlo en toda una consola portátil.
Batería extra, disipación activa y overclock para sacar el máximo del Mi 9
El Mi 9 se lanzó en el año 2019, y cuenta con un procesador Snapdragon 855, un chip muy capaz, pero que está limitado por los 3.300 mAh de batería del terminal y el diseño del mismo, que limita en cierta parte la actividad del procesador al contar únicamente con ventilación pasiva —como suele ocurrir en todos los móviles—.
Para este experimento, Geekerwan compró el móvil de segunda mano y se puso manos a la obra para fabricar su Frankestein. Comenzó colocando dos baterías más en paralelo, consiguiendo una capacidad total de 9.900 mAh. Posteriormente, subió el voltaje de la placa para overclockear el procesador. Con este ajuste, logró sobrepasar la barrera de los 50 FPS que se encontraba en múltiples juegos.
Tras hacer ese proceso, tocaba enfriar la máquina. Geekerwan eliminó el módulo de cámara del móvil y añadió en su lugar un disipador de gran tamaño acompañado de un ventilador, que va conectado a la propia batería del terminal. Por último, el modder hizo su propia carcasa en 3D con soporte para conectar un mando de consola.
El resultado del experimento es realmente interesante. El rendimiento del terminal es muy superior al que se obtendría con el teléfono de serie —especialmente porque se ha eliminado la posibilidad de thermal throttling—. Además, se trata de un proyecto bastante barato y asequible para toda persona que tenga unos cuantos conocimientos técnicos.