Bonsáis muy validosos y con necesidades especiales
Una pareja de Saitama, prefectura de Tokio (Japón), dedicada en cuerpo y alma a su jardín privado de bonsáis, tuvo que denunciar recientemente el robo de 7 valiosos ejemplares de estos árboles en miniatura, valorados en más de 13 millones de yenes (unos 103.000 euros al cambio). Hasta aquí nada que nos llamase especialmente la atención -bueno sí, la locura de dinero que pueden llegar a costar estos arbustos.
Sin embargo, hemos conocido un detalle extra relacionado con este suceso que sí que merece unos cuantos renglones por aquí: sus cuidadores, desesperados por la situación, han terminado publicando instrucciones para el cuidado de los bonsáis en sus redes sociales, con el objetivo y esperanza de que los ladrones al menos las lean y sepan cómo tratarlos para que no se mueran.
No es para menos conociendo sus precios y la de tiempo que requiere su mantenimiento. Una de las especies robadas es un bonsái Juniperus chinensis ‘Shimpaku’ con un valor cercano a los 10 millones de yenes (unos 79.000 euros) y que estaba siendo especialmente preparado para ser presentado en un concurso. Este pequeño árbol necesita de cuidados diarios y de una cantidad de agua determinada para continuar en su máximo esplendor.
Concretamente este Shimpaku, con un metro de alto y 70 centímetros de ancho, tiene varios siglos a sus espaldas y fue retirado de una montaña por los antepasados del esposo de la pareja, quien se dedica al arte del bonsái, como el resto de su familia, desde siempre. Desde entonces ha ido pasando de generación en generación hasta caer en las manos de la actual pareja.
«Tratamos a estos árboles en miniatura como a nuestros hijos», asegura Fuyumi Iimura, la mujer. «No hay palabras para describir cómo nos sentimos. Es como tener los miembros cortados».
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Iimura está convencida que los ladrones son personas profesionales que entienden de esto, porque se han llevado justamente los ejemplares más caros de su extenso jardín. Y es que estamos hablando de prácticamente un parque con 3.000 bonsáis, que se dice pronto, por lo que no sólo sabían cuáles llevarse: probablemente se trata de un asalto que tenían preparado de hace tiempo, conociendo exactamente dónde se encontraban las mayores reliquias silvestres del jardín.
Esperemos al menos que los cacos hayan hecho caso de las recomendaciones dadas en las redes sociales por esta pareja para que los bonsáis sigan gozando de tan buena salud. Qué remedio que conformarse con eso.
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