House of the Dragon: los fans del libro están muy enfadados con esta escena

Casa del Dragon - Daemon y Rhaenyra

La serie House of the Dragon ya llegó a su fin. Han sido siete días de espera largos e intensos -con filtración incluida- pero finalmente ayer lunes todos los abonados a HBO Max pudieron disfrutar del último episodios de la temporada de La Casa del Dragón. En líneas generales podemos decir que fue un gran capítulo: si el 1×09 nos mostró cómo se gestaban las cosas en Desembarco del rey con la Reina Verde (Alicent), en el 1×10 nos hemos trasladado hasta Rocadragón para ver cómo responde la Reina Negra (Rhaenyra). Hemos tenido estrategia, momentos desgarradores, «peleas» entre dragones y conversaciones trascendentales entre varios de los protagonistas… incluyendo una que no ha gustado nada a los más puristas: los lectores del libro Fuego y Sangre. ¿Por qué?

Por mucho que una serie de TV (o película) intente ser calcada a una obra literaria, siempre hay que recortar momentos de los libros y modificar ciertas situaciones o incluso personajes que hacen que el resultado no sea del gusto de todos. Es el precio a pagar por adaptar las páginas de un libro a la pantalla. En ese sentido, sin embargo, podemos decir que los seguidores de los libros de Juego de Tronos pueden darse por satisfechos: en la serie principal, Game of Thrones, los lectores se mostraron bastante satisfechos (hasta que la ficción dejó de basarse de ellos, claro) y en la adaptación de la famosa danza de dragones, pese a los cambios introducidos, los seguidores tampoco se han mostrado especialmente molestos, entendiendo siempre las decisiones creativas tomadas. Hasta hoy, claro.

La relación de Daemon y Rhaenyra no es así

La escena en concreto que ha molestado tanto ha sido la que podemos ver a mitad de episodio (alrededor del minuto 31:00), cuando Rhaenyra y Daemon discuten sobre cómo afrontar la deslealtad de los Hightower y la usurpación al trono. El príncipe está empeñado en ir a la guerra con todas las consecuencias, mientras que la hija de Viserys se muestra mucho más contenida, deseando evitar a toda costa el caos y destrucción que provocará un enfrentamiento de este calibre.

Rhaenyra incluso echa en cara a Daemon si sus ganas no responden también al odio que le ha tenido siempre a Otto Hightower («Si pudieras tomar el Trono sin clavar la cabeza de Sir Otto, ¿lo harías?») a lo que Daemon le pregunta si de verdad toda esta situación no le pone furiosa. Ella le confiesa que tiene que tener presente la Canción de hielo y fuego, la profecía que habla sobre la guerra contra la oscuridad del Norte, el sueño del conquistador, algo que enfada sobremanera a Daemon que termina cogiéndola por el cuello y diciéndole que su hermano era un esclavo de sus presagios y que lo usó como excusa para justificar tu «estéril reinado»: «Soñar no nos convirtió en reyes, los dragones sí».

Dicho momento de agresividad nunca ocurre en el libro. A pesar de la personalidad canalla del príncipe y de todas sus fechorías, Daemon siempre fue un hombre que profesaba un gran amor a su familia, algo que ayudaba a equilibrar su manera de ser en los relatos, incluso a redimirlo un poco, y que ayudaba a esa percepción de personaje tan ambiguo:

¿Por qué esa decisión con Daemon?

Sin duda, el ejercer esa violencia contra Rhaenyra no deja de dibujar a un personaje agresivo y ambicioso al que solo le sigue importando ganar y, en última instancia, sentarse lo más cerca del Trono de Hierro. No es la única imagen que ayuda a tener esa impresión de Daemon: cuando la Reina Negra está de parto, el príncipe ni siquiera se digna a acudir a sus aposentos para ver cómo se encuentra o para interesarse por su estado. En su lugar, prefiere estar reunido con sus aliados para establecer la estrategia de cara a la guerra.

Suponemos que la razón por la que los productores han decidido introducir escenas de este tipo es para polarizar aún más al personaje. Tanto la saga de Juego de Tronos como Fuego y sangre nos suelen mostrar a personajes muy grises, que a veces actúan bien y otras… no tan bien. Eso es aún más evidente en la historia de los Targaryen, donde los protagonistas son tremendamente ambiguos. Esto en sus páginas funciona bien pero en televisión no tanto: hay menos tiempo para explicar el desarrollo de cada uno, de forma que se necesita radicalizar un poco más tanto a «los buenos» como a «los malos» para que el espectador no esté tan perdido y sepa identificar bien a sus personajes favoritos (e incluso identificarse con ellos).

La casa del Dragón

Curiosamente con Daemon, a pesar de mostrar lo miserable que puede llegar a ser en la serie de TV -dato: tampoco está claro en el libro que matara a su primera esposa-, ha ocurrido un fenómeno curioso: se ha convertido en «el novio de internet», con una buena legión de fans que lo han idealizado, algo que incluso algún guionista de la ficción de HBO Max ha criticado, manifestando su desconcierto por la fascinación ante semejante elemento.

¿Acabará la última escena con Rhaenyra de romper esa fascinación que despierta entre los seguidores de la serie?


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