Una vez estampé un dron. Una anécdota que me provocó tenerle un respeto enorme a todo dispositivo volador. Cada vez que escuchaba encender un dron de DJI con su inconfundible melodía, un escalofrío me recorría el cuerpo, pero todo ha cambiado tras estar probando el nuevo DJI Avata 2. Y ojo porque es el dron con menos medidas de seguridad de la marca.
El dron con vista en primera persona
Los drones FPV son modelos que se pilotan manteniendo una vista en primera persona de la cámara que montan. Esto se consigue con la ayuda de un visor digital a modo de gafas de realidad virtual desde el que puedes tener una visión directa de la perspectiva de la cámara que monta el cuadricóptero. Estos modelos se usan principalmente para grabar escenas a una velocidad de vértigo y realizar maniobras muy precisas entre objetos.
Es decir, son drones orientados a pilotos extremadamente experimentados que sean capaces de colar el dron por lugares peligrosísimos. Pero esta visión en primera persona es tan fiable, que manejar el dispositivo puede llegar a ser tremendamente fácil.
Eso es lo que me ha ocurrido con este DJI Avata 2, que con su visor Google 3 y su controlador me ha permitido tomar el control de una manera muy sencilla e intuitiva desde el primer momento que echó a volar.
Unas gafas que se ven increíble
Lo primero que sorprende son las DJI Googles 3, un visor con dos pantallas micro-OLED que se ven espectacular. Esto se debe a su extrema baja latencia y a la densidad de píxeles, que permite tener una visión extremadamente natural que parece que no las llevas puestas.
Un controlador intuitivo
La otra clave está en el controlador inalámbrico, el RC Motion 3. Se trata de un controlador con gatillo que será capaz de detectar tus movimientos, de manera que podremos manejar el dron con movimientos como si de una palanca de mando de un avión se tratase. Con la ayuda de un puntero que veremos en la pantalla, podremos ir guiando el morro del dron para orientar su trayectoria y trazar desplazamientos más arriba o más abajo según necesitemos.
Todo esto se realiza con una precisión tremenda, y aunque he estado usando el modo principiante que permite movimientos más controlados, el modo extremo funciona igual de bien a máxima velocidad.
Volando entre árboles
Este control y esta perspectiva en primera persona me ha permitido navegar entre varios árboles con total naturalidad, algo que con un dron tradicional con visión remota desde un teléfono móvil me habría costado mucho más (por no decir que sería imposible).
El resultado es un control muy natural con mucha precisión que ofrece confianza al piloto, ya que la visión en primera persona te traslada directamente al morro del dron para que puedas pilotarlo desde la mejor perspectiva.
Este DJI Avata 2 tiene un precio de 999 euros para la versión con las gafas y el mando de control, saltando a los 1.199 euros para el pack con dos baterías extra y bolsa de transporte (opción que recomendamos).