La realidad virtual ha llegado para quedarse aunque, de momento, su expansión por el mundo de los videojuegos no haya sido tan rápida ni masiva como hubieran deseado compañías como Sony, Valve, HTC, HP o Meta, que mantienen vivo ese mercado en el que no participan demasiados usuarios. Y es que el porcentaje de gamers que realmente tienen en las VR su modo de entretenimiento diario no es demasiado significativo.
Nuevo modelo a las puertas
Dentro de esos intentos por popularizar la realidad virtual, Meta se ha significado especialmente tras el anuncio a finales del año pasado del gran proyecto de los de Mark Zuckerberg: el Metaverso. Ese mundo digital, paralelo al real, en el que podremos sumergirnos para vivir experiencias tan únicas que supondrán en sí misma una especie de segunda existencia. Un lugar donde seguir gastando el dinero, adquiriendo bienes e incluso despachándonos con caprichitos que queramos poseer en ese nuevo universo digital.
Y la herramienta para acceder a ese Metaverso no serán otra que las gafas de Meta, las Oculus que viene lanzando desde hace algo menos de una década y que ahora se han conocido detalles sobre las características que adornarán a las Quest Pro, un modelo de gama alta, por encima del que tenemos ahora mismo en las tiendas (las Oculus Quest 2) y que añadirían dos elementos que se van a volver extraordinariamente necesarios para conectar en el Metaverso con otras personas.
¿Qué sensores podrían ser necesarios? Pues según el firmware enviado a las Oculus Quest 2 (v38) en marzo pasado, había referencia a dos muy concretos: un rastrador ocular por un lado, y uno facial por otro. Con esos dos componentes, las gafas serán capaces de conocer exactamente a dónde estamos mirando o cuál es la mueca que tenemos dibujada en la cara como reacción a algo concreto que hayamos visto u oído. Solo con esos dos componentes extra en unas futuras Oculus Quest Pro, el grado de interacción de nuestro avatar podría ser prácticamente completo y transmitir con una precisión milimétrica qué es lo que sentimos e incluso lo que decimos, lo que permitiría reproducir hasta el movimiento natural de nuestros labios.
El siguiente paso ya está aquí
Es evidente que la realidad virtual marcha rápidamente hacia un panorama que no distará demasiado del que vimos en Ready Player One (tanto el libro como la película) y por eso la nueva generación de cascos se están preparando para la fase en la que nuestro cuerpo deberá digitalizarse para mostrar esas emociones virtualmente. Es más, Meta es consciente de la competencia que tiene en otros campos y por eso siente en el cogote el aliento de Sony y sus PS VR 2, que presumiblemente llegarán este año y que ya han anunciado que tendrán seguimiento ocular.
De ahí que la segunda mitad de 2022 vaya a ser decisiva para comprobar exactamente cómo evoluciona, un año después de su anuncio, esa apuesta por el Metaverso que decenas de empresas quieren conquistar a su manera. Pero no será hasta que Meta diga en qué está trabajando exactamente cuando de verdad podremos comprobar si la apuesta por las VR tiene visos de calar en mayores capas de la sociedad y alcanzar la categoría de mainstream. Y no solo como un capricho de entretenimiento para aquellos early adopters que se suben al carro de lo último en tecnología sin pensárselo dos veces.