¿Creías que teníamos el reconocimiento facial hasta en la sopa? Eso es porque no sabes la última moda en China. El gobierno de Pekín ha empezado a usar este tipo de tecnología para la recogida de basura, de manera que si un bidón de desechos no te conoce… olvídate de tirar tus bolsas.
Reconocimiento facial para tirar la basura
Gestionar a una superpoblación como la de Pekín debe ser tremendamente complicado, por lo que es normal que el gobierno de la ciudad eche mano de determinadas tecnologías que le ayuden a gestionar mejor sus recursos. La última ocurrencia en este sentido por parte de los máximos mandatarios de la ciudad china ha sido echar mano del reconocimiento facial para llevarlo a un lugar que nunca imaginarías: los bidones de basura.
Lo que has leído. Los residentes de 13 urbanizaciones de Pekín (se espera que pronto sean casi 60) se han visto obligados a escanear y registrar sus caras en unos nuevos bidones instalados en las inmediaciones de sus casas con el objetivo de que solo ellos puedan utilizar y tirar la basura en dichos contenedores. Como puedes ver en el vídeo que tienes unas líneas más abajo, las estructuras cuentan con unas pequeñas cámaras integradas entre puerta y puerta, que se encargan de leer el rostro de la persona interesada en tirar su basura. Si reconoce la cara, el bidón se abre para que se pueda tirar la bolsa; si no, permanece completamente cerrado sin posibilidad de usarlo.
Hay varias razones por las el gobierno ha decidido tomar esta medida. En primer lugar, con el reconocimiento facial y la limitación por zonas, se gestiona mejor el empleo de los bidones, asegurándose que solo los residentes de una urbanización (o varias seleccionadas) hagan uso de los contenedores. Con ello además (y ahí va la segunda razón) se evita una práctica ilegal que actualmente está en auge en la ciudad, el realquiler de apartamentos, dado que solo el dueño y habitantes oficiales de una casa estarán en la base de datos -los inquilinos ilegales por tanto no podrán tirar la basura, lo que sin duda debería persuadirlos de no hacer este tipo de chanchullos.
El reconocimiento facial permite además fomentar el reciclaje: los usuarios reciben premios por hacer un uso correcto de los bidones. De esta forma, los contenedores inteligentes pesan automáticamente las bolsas de basura -junto a ellos hay una máquina expendedora de bolsas con códigos QR identificativos- y asignan a la persona que las ha tirado créditos de regalo (que puede ser hasta comida) o incluso reembolsos en efectivo. Eso sí, de igual manera que se premia la buena conducta, también se reprende la mala, de forma que aquellos que no clasifiquen sus desechos correctamente serán identificados (se desconoce por el momento si reciben algún tipo de penalización).
Como bien indican en AbacusNews, mientras que en Occidente cada vez existen más debates sobre el uso del reconocimiento facial y la privacidad de las personas, en China es una tecnología en pleno auge que se está colando en cada vez más sectores y áreas de la vida cotidiana (a la vista está). Lo de la privacidad ya si eso lo discutimos otro día…