Cuando un evento de Apple se acerca es inevitable que surjan rumores de todo tipo relacionados con los productos que se esperan en el escenario. Del iPhone 15 ya hemos hablado largo y tendido (y lo que nos queda), pero del próximo Apple Watch no habíamos escuchado muchos detalles. Hasta ahora, claro. Y es que no solo tenemos datos sobre cómo podría ser la nueva generación del reloj; también hay importantes filtraciones sobre cómo será el del 2024. Y ese sí que te interesa…
Un Apple Watch 9 muy discreto
Es complicado renovar un reloj cada año y que siempre luzca de manera revolucionaria. Apple bien que lo sabe y es que en los últimos años hemos visto cómo las actualizaciones de su Watch han sido más bien discretas: un aumento de pantalla un año, la incorporación de un nuevo sensor otro… Son sin duda cualidades que han añadido valor al producto pero que no han sido suficientes para que muchos usuarios sientan la necesidad de cambiar de modelo.
Con el Watch 9 parece que la tónica será muy parecida. Según desvela Mark Gurman en Bloomberg, la idea de la casa de Cupertino es presentar un modelo con el mismo tamaño que el Watch 8 (y correas de 41 y 45 mm), añadiendo únicamente un procesador más rápido y nuevos colores al catálogo. En término de novedades, será la versión con menos innovación de la historia, señala, indicando que también habrá un nuevo Watch Ultra.
Puestas así las cosas, el panorama podría parecer desolador. Sin embargo, parece que hay una buena razón para este aparente stand by: un revolucionario modelo que llegará el año que viene.
Un aniversario para celebrar por todo lo alto
El año que viene se cumplen 10 años del Apple Watch y la firma dirigida por Tim Cook está decidida a celebrarlo. ¿Cómo? Pues ofreciendo a los usuarios una generación diferente y que realmente suponga un salto cualitativo y cuantitativo de todo lo conocido hasta ahora.
Eso al menos es lo que asegura Gurman, indicando que un Watch X está planeado para el 2024, marcando así de manera memorable la primer década del producto. El reloj contaría con una caja notablemente más delgada y con un nuevo sistema de anclaje de las correas -los que tengan una gran colección de pulseras seguro que no ven esta novedad con buenos ojos. La razón de cambiar el mecanismo está en que parece ser que ocupa un espacio considerable en el actual cuerpo del smartwatch, que buscarían ahorrar para por ejemplo apostar por una batería más amplia.
Igualmente se apunta la presencia de una tecnología de pantalla, con microLED, lo que mejoraría aún más el color y la claridad respecto al actual panel OLED, así como un sistema para medir la tensión arterial.
Interesantes cualidades, sin duda, que supondrían un paso hacia adelante importante en la historia del producto y una razón de peso para muchos para cambiar de generación. Por desgracia, eso sí, aún nos queda todo un año por delante para comprobar si Guarmen, una vez más, está en lo cierto.