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La potencia de Kinect
Microsoft ha anunciado que todos los juegos de Xbox One servirán en la nueva y esperada Xbox Series X, sin embargo, aquellos juegos en los que hacía falta jugar con Kinect no funcionarán en la nueva generación por razones más que evidentes. Esto hace que la barra sensora desaparezca, ahora sí, de la faz de la tierra, por lo que tras años de olvido, sin juegos orientados para su uso (acabó descatalogada hace ya bastante tiempo), podemos decir de manera oficial que la idea está completamente desechada por parte de Microsoft.
Pero eso no ha evitado que muchos desarrolladores hayan jugado con el periférico en sus ratos libres, y es que dejando a un lado la falta de apoyo por parte de la industria y la dejadez en el interés por parte de los usuarios, debemos de admitir que la barra sensora fue un artilugio francamente interesante a nivel de desarrollo, y que ha servido para evolucionar hasta otras variantes como la realidad virtual con 6 ejes u otro tipo de sistemas de reconocimiento.
Jugando a Super Mario 64 con Kinect
Uno de los mejores ejemplos que podemos encontrar de usos de Kinect es sin duda este proyecto creado por el youtuber Super Louis 64, un chico que anteriormente había realizado algunas locuras con el Ring Fit y que ahora vuelve a la carga para demostrar la ocurrencia que tuvo con Kinect y Super Mario 64.
Sí, tal y como estás viendo en el vídeo, este desarrollador decidió aprovechar un viajo Kinect de Xbox 360 para crear un sistema de control por movimientos que le permitiría jugar a Super Mario 64 realizando los movimientos que haría el propio Mario.
Es decir, si salta, Mario salta en el juego, y si salta tres veces seguidas, Mario hará el triple salto. Además, el sistema es capaz de detectar cuando se agacha para agachar a Mario, mientras que para el resto de controles como la acción del golpeo utilizó un Joy-Con con el que poder manejar al personaje por el mapa.
Ejercicio por el Reino champiñón
Como podrás observar, el control no es especialmente sencillo, y sumado a la gran cantidad de saltos y movimientos que su creador se ve obligado a hacer, el resultado es un sistema de control complicado que está bien para demostrar como curiosidad, pero bajo ningún concepto para implantar como opción de juego viable. Y es que si Kinect fracasó era por algo… No hay duda que preferimos quedarnos con el LEGO de Mario antes de doblarnos un tobillo mientras saltamos.
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