Samsung Galaxy S20 Ultra: grande en todo

He podido probar durante más de un mes el Galaxy S20 Ultra, y te voy a contar porqué el modelo más alto dentro de la gama S de Samsung no es el teléfono más recomendable que podrás encontrar en el catálogo de la marca.

Galaxy S20 Ultra, análisis en vídeo

El Galaxy S20 Ultra es un teléfono grande y muy pesado. Empezar este análisis describiendo el teléfono con estas dos palabras es algo tan obvio que probablemente no haya ni que decirlo. Pero sí, hay que decirlo, porque son básicamente dos factores que condicionan al terminal. Pero vamos por partes. Samsung ha vuelto a hacer un teléfono elegante, perfectamente acabado y que se siente como una pieza de lujo en la mano. Pero de nada sirve tener una piedra preciosa enorme si no puedes lucirla en la mano.

En serio, pesa horrores. Para ser exactos, son 220 gramos los que sujetas cuando tienes el teléfono en la mano, y comparándolo con otros teléfonos, la diferencia es importante. Esto básicamente se debe su chasis, a los dos cristales Gorilla Glass 6 que monta y a la batería de 5.000 mAh, que es grande, pero insuficiente para lo que podrías esperar.

Rapido, potente y veloz

Mucho se ha hablado de los diferentes procesadores que usa Samsung según el mercado, pero no vamos a entrar en ese aspecto. La realidad es que el S20 Ultra funciona a la mil maravillas, es rápido, carga las aplicaciones con mucha soltura y es capaz de manejar varias tareas al mismo tiempo sin inmutarse. Esa es la realidad, así que no tenemos ninguna pega que indicar en este aspecto.

Batería grande, pero insuficiente

Y es que esos 5.000 mAh probablemente te hagan pensar en un uso interminable con el que durar horas y horas con la pantalla encendida. Pero nada más lejos de la realidad. Tiene tantas cosas a la que dar vida, que al final la batería rinde igual que otras. Mantener una pantalla con una tasa de 120 Hz consume (aunque tampoco creas que se gana mucho bajándola a 60 Hz), y, además, las grandes pulgadas, la conectividad 5G, las cámaras y el procesador, pues acaban sumando en el complicado equilibrio del consumo energético de un teléfono móvil de grandes dimensiones.

Me ha gustado el lector de huellas en la pantalla, el cual es bastante rápido al ser de tipo ultrasónico, y también el sistema de reconocimiento facial, aunque por pura manía, prefiero el primero. Ya sabes, un sistema de reconocimiento facial basado únicamente en una cámara no inspira grandes confianzas, por lo que prefiero usar el lector de huellas, que, siendo rápido, también es más seguro.

Una pantalla de cine

Y ya que hablamos de la pantalla, no podemos dejar de volver a alabar la increíble pantalla que tiene Samsung. Este panel AMOLED se ve increíblemente bien, con un contraste y brillo que deja con la boca abierta, aunque una vez más los más puristas podrían rechazar una saturación de los colores demasiado excesiva. Ya sabes, todo por el efecto wow.

Como puedes comprobar, la lista de especificaciones es larguísima, hasta tal punto que no le falta un detalle de última generación. Así que con las cámaras no iba a ser menos, y por eso presenta un total de 5 cámaras.

¿Demasiadas cámaras?

La primera de ellas está escondida tras un agujero en la pantalla, ya que será ahí donde se esconda un sensor de 40 megapíxeles. Sí, selfies de 40 megapíxeles. Más allá de poderte ver los poros de la piel en condiciones óptimas de luz, en líneas generales las fotos son muy buenas, con pérdida de calidad cuando la luz escasea, y lo único que llaman la atención es por el tamaño total de la foto que podemos llegar a alcanzar. Poco más.

Si pasamos a la espalda llega lo interesante, y es que son 4 cámaras las que podremos encontrar en el módulo trasero. Por un lado, tenemos la cámara principal, un angular de 108 megapíxeles, un ultra gran angular de 12 megapíxeles, y por último, el teleobjetivo de 48 megapíxeles. Ah, y que no se olvide la cámara de profundidad ToF, que viene a ser la cuarta cámara, aunque sin demasiada repercusión.

Con tal arsenal de cámaras, podríamos pensar que no se nos va a escapar ningún detalle pero, todo lo contrario. Utilizar las cámaras me ha generado grandes dolores de cabeza, ya que la interfaz no me ha permitido entender con claridad el manejo adecuado de todas las lentes. Hay tantas cámaras y tantos modos, que un usuario sin demasiados conocimientos podría marearse entre tantas opciones. A eso hay que sumar la gran cantidad de zoom que tenemos disponible, llegando hasta unos sorprendentes 100 aumentos que, lamentablemente, debemos de decirte que no sirven para mucho. Si hay que usar un zoom, que sea el híbrido de 30 aumentos, el cual funciona estupendamente bien.

No me ha gustado tampoco que la opción de zoom por defecto nos lleve a los 5 aumentos, ya que el zoom telescópico que incluye el S20 Ultra es de 4 aumentos, por lo que estaríamos obteniendo una imagen que, aun siendo buena, es fruto de un zoom híbrido. Para obtener la imagen con zoom óptico real, hay que bajar hasta los 4 aumentos de manera manual.

Los 108 megapíxeles que tanto se publicitan en la web oficial del producto, funcionan por defecto a 12 megapíxeles, lo cual está genial por eso del Pixel Binning, pero puede ser algo que extrañe a los usuarios que van buscando los números. Al final, otra opción más por la que naufragar entre los menús de la cámara.

¿Tienes ante ti un jugoso plato, una textura llamativa o una flor a la que fotografiar? Pues no te acerques demasiado por que no vas  enfocar nada. Entre tantas cámaras no existe una de tipo macro, y la distancia de enfoque mínima de las presentes es bastante excesiva, por lo que eso de macro lo vas a tener complicado (aunque el el sistema reconoce la escena y procura calibrar la imagen para resaltar la fotografía).

Al final, la impresión que tenemos es que aunque el conjunto de cámaras es muy interesante, la interfaz no ayuda a que se le saquen el máximo rendimiento sin demasiadas complicaciones.

Demasiado teléfono

Cuando coges el Galaxy S20 Ultra sabes que estás ante un teléfono importante. Tiene un tamaño que no es fácil de digerir, la pantalla es tremendamente grande y eso se nota en el bolsillo y en la mano, por lo que puede que no todos los usuarios se siente cómodos al llevarlo encima. Todas sus prestaciones completan una lista de prestaciones completísimas, pero sentimos que muchas de ellas están colocadas para agrandar el expediente, por lo que no vemos necesario pagar el extra que supone llegar a lo más alto de la tabla. Y es que el precio oficial de este teléfono es de 1.249 euros (a día de hoy se puede encontrar por poco más de 1.000).

Dicho esto, puede que estemos ante el Galaxy S20 más descompensado de la familia, por lo que la opción más recomendada sería optar por los S20 y S20+, unos terminales más equilibrados y concretos que no buscan extravagancias con las que hacer ruido.


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