DOOM Eternal: música celestial para un infierno terrenal

Cuando ID Software lanzó el reboot de DOOM en 2016, los fans de la saga aplaudieron hasta que le sangraron las manos. El trabajo realizado en una de las sagas más glorificadas de los videojuegos fue espectacular, así que como te podrás imaginar, la llegada de este DOOM Eternal suponía un todo un reto para la compañía, que debía de mejorar lo presente con otra obra maestra. ¿Lo ha conseguido?

Un DOOM muy tradicional y diferente al mismo tiempo

Eres el Slayer, un soldado con muy malas pulgas que desde su base flotante en el espacio estás viendo como las criaturas demoníacas se están haciendo con el control del planeta Tierra. Están llevando el mismísimo infierno, así que cansado de estas fechorías te dispones a aterrizar en el planeta humano para limpiar todo resquicio infernal de allí.

Sí, este DOOM tiene historia, pero no esperes argumentos profundos que te mantengan pegado a la pantalla. Recuerda que DOOM se caracteriza por llenar la pantalla de sangre mientras destruimos sin parar demonios y más demonios, y eso es justo lo que vamos a hacer.

La primera pantalla es toda una declaración de intenciones. Y también un ligero remember que te hará sentir como en casa. El jugador comienza en una sala en la que aparecen tres enemigos deambulando a la espera de tu primer movimiento y es algo que inmediatamente nos recordó al primer nivel de DOOM 2 (1994). Esto deja claro que la esencia de siempre estará presente, pero introduciendo al mismo tiempo una serie de mecánicas que podrían sorprenderte.

Veloz como… el demonio

En DOOM Eternal vas a correr. Y mucho. El DOOM original se caracterizó por ser un juego de movimientos. Si terminabas acorralado en una esquina o te limitabas a estar quieto mientras disparabas con tu pistola, eras hombre muerto. Y cuidado porque en DOOM Eternal la cosa se complica aún más. Manejaremos nuestro personaje como si tuviéramos el botón de correr siempre activado, y los movimientos laterales serán claves para esquivar bolas de fuego, proyectiles y todo tipo de ataques enemigos. Muévete sin parar, o acabarás hecho trizas.

Tal es la rapidez, que el personaje parece moverse en una plataforma flotante que le otorga especial velocidad. La sensación es extraña, pero es tremendamente efectiva teniendo en cuenta cómo transcurren las partidas. Esto impregna una sensación de estrés y frenesí constante que mantienen al jugador constantemente en tensión, esperando acabar con el último demonio para poder tomar un respiro y continuar avanzando en la partida.

DOOM x Quake

Son estos respiros y pausas los que te ayudan a ver cómo está definida la jugabilidad del juego. Los niveles están divididos por zonas de exploración y pequeños recintos cerrados que recuerdan en cierta manera a las arenas de Quake III. Esa es la sensación que nos transmite, ya que al llegar a determinadas zonas acotadas tendremos que acabar con todos los enemigos presentes para poder seguir avanzando en el nivel. En dicha zona encontraremos plataformas de salto, varios niveles de altura, pasillos y recovecos, y mientras tanto, una horda de demonios a nuestras espaldas.

Además, todos los ítems que andan repartidos por el nivel presentan diseños coloridos en forma de grandes iconos que flotan, siendo una vez más, otro estilo visual que nos traslada a los shooters de los 90, y eso nos encanta.

Y entonces DOOM se convirtió en un plataformas

No nos malinterpretes. DOOM sigue siendo DOOM, pero en esta ocasión se han introducido una serie de nuevas mecánicas que posiblemente te resulten extrañas en un primer momento. Después de sudar la gota gorda y acabar con el último Imp que se mantenía en pie en la arena que acabas de completar, llega el momento de tomar un respiro y empezar con la exploración.

Estos cambios de ritmo serán básicamente los que viviremos en la partida: acción bruta, exploración, acción bruta, exploración. Y es ahí donde entra en juego los saltos, demostraciones gimnásticas sobre barras y las acciones de escalar sobre paredes. No vamos a negar que es extraño, pero funciona. Al menos nos ayuda a bajar las revoluciones e invita a recordar que tenemos una serie de desafíos en forma de secretos ocultos que tendremos que encontrar.

Entre tanto, podremos toparnos con algún que otro enemigo que nos recuerde que seguimos estando en un shooter, pero será poca cosa. Cuando estamos de exploración, estamos de exploración, y cuando toca pelear… más te vale que lleves munición encima. Y es ahí donde entra en juego otra mecánica.

Un arsenal estratégico

DOOM Eternal armas

Olvídate de disparar a diestro y siniestro para acabar con todos. Se acabó eso de disparar una lluvia de plasma para destruir a todo el que se ponga por delante, y es que la munición será escasa. Este es uno de los puntos que más nos ha costado asimilar, ya que el juego te obliga a hacer uso de otros elementos para equilibrar el ratio de acción.

El escaseo de balas se debe a que tendremos que utilizar la sierra mecánica y el nuevo lanzallamas o lanzagranadas acoplado a nuestra espalda (el cual se desbloquea durante la historia) para acabar con los enemigos a base de Glory Kills (esas animaciones en primer plano en las que poder ver las vísceras de nuestros rivales con todo lujo de detalles). Completando estas acciones obtendremos ítems de munición, salud y escudo, por lo que serán vitales para seguir resistiendo en la batalla. ¿Necesitas salud? Acaba con una Glory Kill de golpeo. ¿Buscas munición? Termina la muerte con la sierra mecánica. Estos conceptos deberás de aprenderlos e interiorizarlos, ya que la munición máxima de las armas es tremendamente escasa.

La combinación de estos factores hace que el combate se vuelva bastante estratégico, teniendo que tener en mente qué munición llevamos, cuánta gasolina nos queda en la sierra mecánica y qué demonios son los primeros que deberemos de destruir para que no nos den demasiado la lata. ¿Entiendes ahora por qué decimos que DOOM Eternal es tan rápido?

Difícil y divertido

Este combo demoníaco hace de DOOM Eternal un juego difícil. La exigencia está a un nivel bastante alto, por lo que tendrás que tener paciencia para superar cada uno de los retos que nos propone el juego, pero al final, es extremadamente divertido. Las armas están perfectamente equilibradas, y además podremos ir mejorándolas con un sistema de accesorios bastante sencillo.

Otro tema será el de las runas, cristales de centinela y otros muchos elementos de personalización que profundizan, quizás demasiado, las opciones internas del juego. Y es que este tipo de ajustes lo sentimos como una distracción bastante importante en el transcurso del juego, ya que requieren atención y planificación. Estos nuevos detalles y posibilidades se agradecen, pero manchan el ritmo clásico del matar y matar.

El shooter definitivo

DOOM Eternal

Pero si hay algo que hace especialmente bien este DOOM es la acción de apretar el gatillo. Cada arma se siente especialmente poderosa, cada una con sus personalizaciones y peculiaridades, sumando un control exquisito que se siente francamente bien. A todo esto debemos de sumar la suavidad a la que corre el juego, tremendamente fluido includo con una gran cantidad de enemigos en pantalla (en nuestro caso hemos jugado en una Xbox Seres X).

El diseño de niveles es espectacular, y teniendo en cuenta que la historia se desarrolla en una planeta Tierra dominado por el poder de los demonios, la ambientación es especialmente cautivadora en muchos momentos. El plano principal del demonio gigante se recibe como una auténtica bofetada nada más comenzar el juego, dejando claro que la partida va a ser colosal.

¿Estamos ante el mejor shooter del año? Probablemente sí. Es cierto que tiene peculiaridades que podrían no encajar en todos los usuarios, y sus exigencias podrían cansar u obligar a caer de rodillas a los usuarios que se vean superados por el ejército del infierno, así que de ti depende ser el Slayer que la humanidad lleva suplicando desde hace tiempo.


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