En estos momentos de confinamiento, la mente busca de manera desesperada distracciones con las que olvidar la monotonía en casa. Los videojuegos están siendo una solución muy eficaz para algunos, especialmente con los juegos de mundo abierto, aunque existe otra solución que directamente te transporta a otros lugares. Hablamos obviamente de la realidad virtual.
Jugando con las Oculus Quest
Estoy probando las Oculus Quest. Unas gafas de realidad virtual fabricadas por Oculus (marca en manos de Facebook, recuerda) que destaca por no necesitar ningún ordenador ni elemento extra para funcionar. Esta es principalmente la característica que le veo a estas gafas, ya que la libertad comienza justo aquí, en un lugar en el que no hay cables que te mantengan atado a nada.
Comenzar a usarlas es tan sencillo como colocártelas, iniciar sesión en Oculus (puedes hacerlo con tu cuenta de Facebook, claro) y disfrutar de las vistas. Una cúpula transparente a modo de hotel resort de lujo en pleno fiordos será tu nuevo hogar. Ahí podrás navegar por la biblioteca de medios y por la tienda de Oculus, el lugar donde podrás descargar todas las aplicaciones y juegos.
Manejar el menú con la ayuda de los controladores inalámbricos ya te hace sentir en otro lugar. El seguimiento de los mandos por parte del visor es fantástico, y podemos movernos por la sala gracias al posicionamiento que realiza gracias a las cámaras y sensores incorporados. Esto es muy importante de mencionar, ya que con las Oculus Quest no necesitamos faros de posicionamiento auxiliares.
Que no lo necesite no significa que sea mejor que otros que los tienen, pero sin lugar a dudas ayuda a obtener una experiencia mucho más sencilla de usar, y viable para la mayoría de usuarios, algo en lo que se centra a ofrecer el Quest. Facilidad de uso.
Disfrutando de la realidad virtual
Pero lo mejor llega cuando ejecutas juegos y aplicaciones. He podido realizar ejercicios físicos con BoxVR, un completo entrenamiento basado en Bodycombat que te lleva a un gimnasio virtual en el que deberás de golpear una serie de globos al mismo tiempo que esquivas obstáculos. También he jugado al ping-pong con otros usuarios de otras partes del mundo gracias a Eleven Table Tennis VR. Este juego es especialmente espectacular, ya que la pelota responde perfectamente, y puedes ver a tu contrincante como una especie de hombre invisible con visor VR y controladores en sus manos. Jugar al mismo tiempo que hablas con la otra persona puede parecer algo de hace 10 años, pero hacerlo en realidad virtual mientras intuyes su silueta y ves su expresión corporal es algo alucinante.
https://youtu.be/c3IVop9rJt4
Con The Climb, he experimentado lo que se siente al escalar una montaña, empolvando los dedos en talco y aguantando la respiración ante acantilados y zonas escarpadas. Las vistas y el sonido te teletransportan hacia otro lugar en el que probablemente nunca desearías haber estado colgado. La sensación de vértigo es increíble.
Más allá de las experiencias de alto riesgo, las aplicaciones disponibles también te permiten ir a una sala de cine, visitar museos o contemplar paisajes espectaculares. Todo esto lo puedes hacer mientras estás sentado (modo con límites) o mientras estás de pie, ya que podrás crear una delimitación en la que poder moverte.
Una vez más, esta configuración es extremadamente sencilla, ya que con el mando podrás dibujar una zona virtual en la que establecer los límites de juego para saber en todo momento hasta donde puedes moverte (y evitar así romper algún que otro jarrón de casa).
Más adelante hablaremos sobre los mejores juegos con los que podemos jugar con las Oculus Quest, pero de momento sólo podemos decir que se trata de una salida al mundo exterior increíble que todo el mundo debería de poder probar. Tras varias semanas fuera de stock, el dispositivo vuelve a estar disponible, eso sí, a un precio de 449 euros para la versión de 64 GB.