Dar el salto de 4K a 8K implica mucho más que simplemente añadir más píxeles a un panel. Y no todo son cosas positivas. Aún así, la era del 8K ya está aquí. La creciente oferta de televisores 8K y los nuevos dispositivos capaces de grabar vídeo 8K, como los nuevos Samsung Galaxy S20, la avalan.
¿Qué es resolución 8K?
Vamos a empezar por el principio y lo más básico, qué es 8K. Si te interesa la tecnología es obvio que ya sabrás qué es esto del 8K. La forma sencilla de definirlo es como pantallas y dispositivos capaces de mostrar o capturar una imagen con resolución de 7680 x 4320 píxeles.
O dicho de otro modo, el 8K es tener el doble de resolución de una pantalla 4K o, visto de otro modo, cuatro pantallas 4K juntas. Gracias a ese aumento de resolución se obtienen algunas ventajas, pero también implica ciertas desventajas. Claro que, antes de continuar, hablemos de marketing.
8K vs 8K Ready
En los próximos meses vas a ver cómo muchos fabricantes empiezan a hacer alusiones al tema del 8K. Sobre todo según se vaya acercando la fecha de celebración de las Olimpiadas de Tokyo 2020. Ya es de sobra conocido que la industria aprovecha este tipo de eventos para apostar fuerte por nuevas tecnologías y así lograr reavivar las ventas.
El 8K será uno de los grandes reclamos, también porque las Olimpiadas serán grabadas y emitidas a dicha resolución. Pero no hay que dejarse “engañar” por el marketing, porque verás etiquetas tipo 8K Ready.
8K y 8K Ready como podrás intuir no es lo mismo. Si recuerdas, hace años era habitual ver pantallas con etiquetas tipo HD, HD Ready u Full HD. Ahora pasará lo mismo, y que esté “preparada para 8K” no implica que cumpla con lo que se exige al 8K real. Lo único que te dicen es que el contenido que pueda llegar vía señal digital, internet o mediante un dispositivos de almacenamiento externo y esté a resolución 8K podrá ser reproducido.
Reproducir contenido 8K requiere una capacidad de proceso mayor que con los contenidos actuales. Esto es algo que, por ejemplo, puedes comprobar con tu propio ordenador. Ya hay vídeos en internet a resolución 8K, sin embargo, si usas Chrome vas a comprobar que seleccionada la versión 8K, la reproducción le va a costar.
Por tanto, cuando veas 8K Ready, lo que debes tener claro es que no se trata de un dispositivo 8K Real. Es más, las especificaciones para poder usar la etiqueta que certifica que es una pantalla 8K exige:
- Panel 8K (7680 x 4320 píxeles)
- Capacidad para reproducir contenido nativo con una profundidad de color de 10 bits
- Soporte para espacio de color BT.2100
- Conexión HDMI capaz de soportar esta señal de vídeo
- Soporte HDCP 2.2
Todo lo que no cumpla alguno de estos puntos no podrá tener la etiqueta 8K UHD.
Ventajas del salto de resolución
Al igual que ocurrió con el 4K, el salto a resoluciones 8K ofrece una clara mejora en temas de nitidez y calidad general de la imagen. Pero cuando además de reproducir se graba a resolución 8K se obtienen otras ventajas a la hora de editar a proyectos con una resolución menor. Pero tratemos reproducción y grabación por separad.
En televisores los beneficios de la resolución 8K van ligados a su uso en grandes diagonales. Pantallas de 75 pulgadas en adelante verán como el usuario es capaz de visualizarlas y obtener una mejor experiencia al ser incapaz de apreciar el tamaño del pixel a distancias cortas.
Si recuerdas nuestra prueba del televisor Sony 8K recordarás, si no lo hacemos nosotros, que esa era una de las cosas que destacábamos. Porque estar a pocos metros de estas pantallas de 85 y 98 pulgadas y no ver el pixel es algo muy llamativo.
Claro que, más allá de esto, el resto de ventajas añadidas como el soporte de espacios de color más amplios no es algo exclusivo. En las actuales pantallas 4K con soporte HDR ya lo tenemos. Por tanto, el 8K está pensado realmente para pantallas muy grandes.
Además, fabricar pantallas 8K con menores pulgadas es más caro por ahora y el beneficio también es menor. Y es que sería algo similar a lo que hemos visto en pantallas de 27” 5K, es cierto que se ven mejor al tener mayor densidad, pero no es mejor que con pantallas 4K ni tampoco un salto tan rompedor como el de 1080p a 4K.
En temas de grabación, el 8K nuevamente da muchas opciones de cara a la edición de contenido en proyectos que no vayan a usar esa resolución como nativa. Nuevamente, retomando la analogía del salto del 1080p al 4K, tener más pixeles permite encuadrar escenas, sacar varios planos de una única toma, «inventar» planos en movimiento como paneos, etc. Y, lógicamente, si vas a editar en 4K, hacerlo con contenido que escalas hacia abajo desde los 8K da una imagen mucho más nítida.
Los problemas del 8K
Es difícil y realmente sería injusto decir que el 8K implica problemas, pero sí es verdad que hay inconvenientes que hacen que igual te pienses si merece realmente la pena dar el salto a dispositivos capaces de grabar vídeo 8K.
Cámaras 8K ya había en el mercado desde hace tiempo, las RED EPIC son unas de ellas. Equipos con una calidad de cine y un precio… de cine también. Una cámara de esas características cuestan mucho. Pero ahora hemos visto como Samsung saca un teléfono, tres para ser exactos, capaz de grabar vídeo 8K.
Los nuevos Galaxy S20 son una demostración de que el 8K ya está aquí, y también son una herramienta para que la marca justifique su apuesta por dicha resolución en sus teles. Ya no podrás decirles que para qué quieres una tele 8K si no hay contenido, porque te dirán que lo grabes tú con la cámara que tienes en el bolsillo.
Bueno, los Galaxy S20 no son los únicos. Ya se rumorea que la próxima Canon EOS 5R también permitirá vídeo 8K y es más que probable que Panasonic se una pronto a la fiesta visto el buen trabajo realizado con su Lumix S1H. Igual la Lumix GH6 sea la primera cámara 8K del fabricante.
Pero de lo que muchos se están olvidando es de los requisitos de almacenamientos que va a exigir dicho contenido. Porque en los Galaxy S20, un vídeo 8K de 1 minuto pesa unos 600 MB, y lo máximo que podrás grabar serán 5 minutos. Seguro que ya vas entendiendo el tema.
El contenido 8K, y eso que aquí no hablamos de bitrates altos, grabación logarítmica, etc., generan archivos con muchísima información. Así que el peso es considerable y los requisitos de almacenamiento se disparan. Por lo que, tanto para almacenar los que otros produzcan como lo que tú mismo grabes, vas a necesitar una buena capacidad de almacenamiento.
Así que, esto es lo que has de tener en cuenta. Además, cambiar de televisor o apostar por una cámara 8K también va hacer que, posiblemente, tengas que actualizar otros equipos, cables, etc. Por tanto, bienvenidos sus 33 millones de píxeles… o casi.